El Loco de la salina

¿Dónde estarán los cañones?

Tirando de la poca memoria que a los locos nos va quedando, hará más de diez años todo eran florituras para celebrar el hallazgo.

Publicado: 17/02/2019 ·
23:12
· Actualizado: 17/02/2019 · 23:12
Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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Estaba yo pensando en que los políticos no dimiten ni a cañonazos, cuando de pronto se me cruzaron los cables y me acordé de aquellos cañones que un buen día aparecieron en el entorno del sitio histórico del Real Carenero y Puente Zuazo. Dicen que, allá a comienzos del siglo XIX, fueron utilizados para defender la zona y para rechazar los ataques del extraordinario ejército de Napoleón. Otro que estaba loco. Eso al menos dice la Historia. Hasta ahí llego, pero ¿dónde estarán esos cañones al día de la fecha? Lo pregunto, porque se dejó de hablar de ellos y hoy es como si hubieran desaparecido. Ni el Napoleón del manicomio lo sabe.

Tirando de la poca memoria que a los locos nos va quedando, hará más de diez años todo eran florituras para celebrar el hallazgo. Los políticos locales y los de Cultura provinciales se volvieron más locos que el que suscribe y no pararon de tirar cohetes de felicidad con el pelotazo. Entonces, aparecieron 17 cañones. Luego, creo que otros 3. Me parece que fueron restaurados por una empresa y se almacenaron de manera provisional en el Castillo de San Romualdo a la espera de su ubicación definitiva en las baterías del sitio histórico del Real Carenero, cuando se preparara un poquito el lugar. El lugar se preparó y es ahora mismo, casi doce años después, algo parecido a un abandonado nido de ratas y un reclamo para que los drogatas se puedan pinchar alegremente en alguno de sus recovecos.

Se ha escrito mucho sobre los cañones y se han vertido auténticas maravillas sobre su importancia. Los políticos se despacharon bien con el tema. Decían que había que morir con ellos; que esos hierros oxidados, una vez restaurados, aportarían un especial atractivo al conjunto patrimonial de la bahía gaditana; que el Carenero y el Puente Zuazo conservaban un valor patrimonial impresionante, una historia alucinante y una cultura exuberante junto con otros calificativos terminados en “–ante” como desesperante. Y que se instalarían en el Carenero, pero que había que esperar su restauración… ¿No se restauraron ya? Aquí los cañaíllas esperamos lo que haga falta. Hemos demostrado tener una paciencia increíble a prueba de cañonazos (nunca mejor dicho). Lo hemos demostrado de sobra con el tranvía y con los que anunciaban que ya venía, que ya venía…, y que de momento sigue sin venir. Ahora mismo no sé cuántos cañones aparecieron en total, ni tampoco sé dónde coño estarán esos cañones, ni siquiera sé qué piensan hacer con ellos. Solamente sé que no sé nada. Sé que La Isla tiene un patrimonio impresionante, pero que sigue tapadito para que no se resfríe. La Isla es como una mujer que teniendo metidas en un cajón de la cómoda joyas de mucho valor, sale a la calle con la bata de boatiné y con baratijas de todo a 1 euro. Esperamos que alguien nos aclare algún día las promesas que se hicieron con los cañones y nos diga cuándo nos vamos a llenar de orgullo con su exposición pública. Lo que pregunto ahora es dónde están los famosos cañones. Ya sabemos que esas piezas de artillería no nos van a defender de nadie, como nos defienden las de Camposoto, pero no me podría creer que todavía estén empaquetadas y esperando el porvenir que nunca llega. La semana que viene podría descifrar el misterio, si algún loco de este despojado manicomio lo sabe y me lo puede explicar.

Estaba yo pensando en que los políticos no dimiten ni a cañonazos y se me ha ido el santo al cielo, o al infierno.

 

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