En román paladino

Tiempo de la justicia

El Tribunal Supremo no juzga la política sino el cumplimiento de las leyes, del Estatuto de Autonomía para Cataluña y la Constitución

Publicado: 13/02/2019 ·
09:20
· Actualizado: 13/02/2019 · 09:20
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Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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Tribunal Supremo.  Causa Especial  20907/2017. Siete magistrados presididos por Manuel Marchena. Doce  acusados, los  más destacados, Carmen Forcadell, expresidenta del Parlament y Oriol Junqueras, exvicepresidente del Govern. Siete  fugados en distintos países europeos se han escapado  de la justicia porque las órdenes  europeas e internacionales  de detención  fueron revocadas por el juez instructor, dado que no se estimaron por los tribunales de algunos países europeos los cargos de rebelión y/o sedición sino sólo el de malversación. Como los  cargos a los consejeros eran más graves que por los que se podían   acusar al President de la Generalitat,  Puigdemont, el juez Pablo Llarena  renunció a la detención internacional. Serán  llevados ante la justicia si pisan suelo español.

El presidente del tribunal  hizo ayer especial hincapié en la normativa europea, sabedor de que, a criterio de las defensas de los acusados, este proceso recorrerá todo el itinerario posible de la normativa judicial española, que incluye los tratados internacionales  firmados por España, en especial, el Convenio Europeo de Derechos Humanos, la carta esencial del Consejo de Europa que da fundamento a la construcción del espacio jurídico europeo.

La expectación política, judicial y mediática es absoluta. Por ello, el Tribunal Supremo ha estimado  conveniente su retransmisión audiovisual en directo, en un gesto absolutamente inusual. La decisión es acertadísima, aún a riesgo de abrir la  posibilidad de actuaciones más teatrales en las defensas o en la extraña acusación popular de un partido político como Vox.

Los independentistas sostienen fundamentalmente dos asertos, que es un juicio político –que es un juicio por  ideas políticas y no por hechos delictivos-  y que la sentencia ya está escrita –porque la independencia judicial es inexistente en España, siendo correa de transmisión de la política-. Cosidó (PP) no ayuda.

Estas posiciones son las que están siendo publicitadas en las campañas internacionales y que se van a expresar en el juicio verbalmente una y otra vez. El reto por un proceso con todas las garantías, para que quede claro que se  juzgan hechos y no ideas ni opiniones, estará presente en las preocupaciones del tribunal juzgador, porque el prestigio de la justicia española está en el punto de mira de la opinión pública y publicada internacional.

El Tribunal Supremo no juzga la política sino el cumplimiento de las leyes, del Estatuto de Autonomía para Cataluña y la Constitución. Cuanto más claro quede, mejor para todos.  Vienen meses de tensión ininterrumpida.

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