Quien a buen árbol se arrima...

El aire que respiramos

No reparamos en ello. Es invisible, y el hecho de respirar es tan automático, que no nos damos cuenta del aire que respiramos. Como mucho, puede aparecer...

Publicado: 05/02/2019 ·
23:53
· Actualizado: 05/02/2019 · 23:53
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Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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No reparamos en ello. Es invisible, y el hecho de respirar es tan automático, que no nos damos cuenta del aire que respiramos. Como mucho, puede aparecer alguna bolsa de mal olor que nos arranca una mueca de desagrado, o vemos humo negro que nos alarma y nos impulsa a contener la respiración. Pero no somos demasiado conscientes de la calidad del aire en nuestra ciudad. Y según las mediciones oficiales y los especialistas que las interpretan, el aire de Jaén no es de buena calidad. Hay presencia de sustancias que contaminan la atmósfera que respiramos. Especialmente en los meses de verano, con mayor calor y radiación solar, aparece un compuesto, denominado ozono troposférico, procedente de los humos de los motores de los vehículos, que llega a alcanzar unos niveles preocupantes para la salud. Pero no es el único gas nocivo. También aparecen óxido nitroso, dióxido y monóxido de carbono, y todos aquellos contenidos en el humo que expelen los tubos de escape. Dado el tamaño de la ciudad, tenemos demasiado tráfico rodado en Jaén. Además los cambios en la movilidad, derivados de las obras del sistema tranviario, y ahora del incipiente proceso de peatonalización, han incrementado la longitud de las rutas y el tiempo de circulación. La solución es simple en teoría: caminar más (o coger bicis,  eléctricas si es necesario) y usar el transporte público. La primera medida está a nuestro alcance y requiere un firme propósito de enmienda, planificar nuestras citas contando con el tiempo de desplazamiento, y hacerlo, andar (o pedalear). La segunda solución (imprescindible en una ciudad con cuestas interminables) requiere de un trabajo serio y profesional de los gestores municipales para lograr una mejora sustancial en el sistema de transporte público. Necesitamos renovar la flota de autobuses (más ecológicos, más unidades de menor tamaño, y más eficientes), más conexiones entre barrios, más frecuencia de paso, en definitiva, un servicio moderno, que sepa responder eficazmente a la necesidad de reducir el número de turismos. Y necesitamos el tranvía. Y esta sería otra petición formal para las próximas elecciones municipales (la primera ya la hice, ¿recuerdan?, la creación de una Oficina para el Cambio Climático): que el próximo equipo municipal consiga ponerle el cascabel al gato, o sea, llegar a ofrecer un servicio de transporte público a la altura de las necesidades reales de Jaén. Por el aire que respiramos.

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