Este 2019, en verano, el grupo de scouts Eryteeia cumple 20 años. Su actualidad y evolución son un reflejo de lo que muchos querríamos para nuestros hijos y para la actualidad y evolución de ciertos sectores de la sociedad. Como quedarte con lo mejor del cristianismo para abrazar la óptica tolerante del laicismo y crear una pequeña sociedad colaborativa donde lo que importan no son los fines, las notas, sino los medios, el honor.
Sentí vergüenza ajena cuando tuve que asistir a una charla recriminatoria por parte de la directora y parte del profesorado del colegio público del mismo nombre, que obviamente no tiene nada que ver con el grupo de scouts, donde intentaban vendernos que era lógico, normal y productivo que se aceptase la oferta de una excursión a la que solo podían ir la mitad de los alumnos, y que era lógico y justo que disfrutaran de la excursión aquellos que sacasen mejores notas. No sé si a la señora directora del mencionado colegio, cuando ve en las noticias a gente como Trump, Botín o Bárcenas, le preocupa mucho si sacaban buenas o malas notas en el colegio, pero debería reflexionar sobre que seguramente les inculcaron valores parecidos a los que ella inculca: tú el primero y, el que se quede atrás, se lo merece.
Estoy tranquilo y orgulloso de que mi hija haya encontrado una segunda familia en el grupo de scouts Eryteeia porque sé que es un lugar donde encajan las buenas personas, y las buenas personas no dejan a nadie atrás. Se trata de un punto de encuentro que está a salvo de buylling y de mezquindades, en el que los scouts asentarán el profundo respeto a la naturaleza y al prójimo con el que nacemos y comprendemos de manera natural. Eryteeia es sindéresis.
Es reflejo de la evolución de la sociedad en tantos aspectos que no tendría por dónde empezar, pero solo tenéis que hacer la prueba llamándolos boy scouts, y ya veréis como tanto los boys como las girls saltan como muelles para corregiros. Y es un punto de encuentro donde se asume sin aspavientos que dentro de las girls y los boys hay todo tipo de tendencias personales, apariencias físicas y naturalezas, cosa fácil de comprender, precisamente, cuando se observa la naturaleza.
Las decisiones se toman en conjunto y en consenso; son tus iguales los que deciden si mereces la pañoleta y para merecerla no hay atajos: te tienes que comportar con compañerismo y sabiduría. Nadie se queda atrás si no puede con el siguiente recibo. Nadie se queda atrás, y eso tiene que ver con todo lo que queremos para nuestra sociedad: ayudar sin juzgar, abrazar sin preguntar, enseñar sin imponer.
Haces una promesa que condiciona para mejor tu conducta. Limpias tu zona, decoras tu esquina, reciclas y compartes, asumes responsabilidades y cuidas del entorno. Parece el tipo de agrupación en que cualquier ayuntamiento debería apoyarse para mejorar la ciudad.
Yo lo haría. Son voluntarios. Es casi lo primero que puede decirse de ellos, que son voluntarios y cada cosa que hacen es porque lo han decidido, sin esperar nada a cambio.
Aún recuerdo esas conversaciones en el trabajo en que mi amado compañero Quique me sorprendió hablándome del scoutismo como un modo de entender la vida, y yo lo miraba y pensaba: «pero sinvergüenza, nunca lo habría imaginado de ti». Y sí, porque esto no tiene nada que ver con ser pusilánime, aislarte de un mundo rápido y duro o tener una infancia y juventud de mojigatos. Esto tiene que ver con tener una infancia y juventud repleta de valores y los valores no son incongruentes con las locuras propias de los que se quieren comer el mundo. Al contrario, son los fogosos jóvenes los que deben conducir sus vidas y correrías desde el respeto, la sabiduría y tanto amor al día como a la noche.
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