Surrealista. Así define Pepi Rubio el episodio que ha vivido este último fin de semana cuando ella y su marido se percataron de que les habían robado en una vivienda familiar que precisamente estaban arreglando para que en ella se instalara un cuñado con su pareja. Tras varias semanas de movimiento en el inmueble de su abuela, ya fallecida -un bajo derecha del número 19c de los pisos de El Pandero, en la calle Conde de Mirasol, en Federico Mayo, que llevaba “años cerrado”- de un día para otro se percató de que el termo de gas había desaparecido, al igual que los grifos, alargaderas y decenas de cajas de losas, entre otros enseres.
Aún no habían visto lo peor, según narra a Viva Jerez, tras ponerse en alerta y darse cuenta de que faltaban demasiadas cosas, en un momento dado su marido entró en una de las habitaciones y comprobó que en una pared había una bolsa colocada a media altura. “Cuando la quitamos nos encontramos con un boquete en el tabique”, señala. Un ‘butrón’ de un tamaño considerable y a través del cual, según denuncia, el presunto ladrón, que tiene identificado, había trasladado al bajo izquierda del bloque contiguo, el 19C, bolsas con ropa de su abuela -hasta seis- y figuras de porcelana que guardaba con mucho cariño -esto es lo que más le ha dolido por su valor sentimental.
Pepi lo tiene claro, y tal y como ha denunciado en Comisaría y explicó a los agentes que se trasladaron hasta su piso, hay un vecino de la zona que vive de okupa en la última planta. Sospechaba de él, y no tiene duda alguna de que está detrás de este capítulo “esperpéntico”.
Él mismo abrió a la Policía
Pese a ello, el joven y presunto ladrón y responsable de todo, negó todos los hechos en presencia de esta vecina y de la Policía. Eso fue lo que más le indignó: su actitud y con lo que se encontró cuando él mismo abrió con llaves la casa del piso presuntamente okupado ilegamente, excusándose en que había dos personas más que también tenían llaves para entrar y que a él también le habían robado. “Vinieron ocho policías y encima tiene la caradura de abrir con llaves, fue de película”, señala muy enfadada. Una vez dentro, a esta vecina, muy afectada por todo lo ocurrido, le costó controlarse ante la escena que vio. “Estaba toda la ropa de la difunta de mi abuela tirada por el suelo”, denuncia.
Aunque los efectivos de la Policía Científica tomaron ayer huellas, hasta el momento no lo han detenido, que es lo que pide esta vecina, además de que se tapie el acceso al bajo del bloque contiguo. “Nosotros ya hemos cerrado el boquete pero quién me dice a mí que esto no se repite. Mi cuñado y, sobre todo, su pareja, que van a vivir ahí, están asustados”.
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