Venezuela se ha convertido en un tema de política nacional. La oposición española parece que vive en Caracas. El gobierno es más prudente al aliarse con la postura europea, máxime siendo España la antigua potencia colonial. La sensibilidad que se tiene con Venezuela no se tiene con otros Estados. La política internacional es selectiva. Nadie le da - y que no osen hacerlo- ni ocho, ni dieciocho, ni ciento veintiocho días a dictaduras poderosas que hay por el ancho mundo. No es necesario poner ejemplos, porque todo el mundo las tiene en la cabeza. El poder que esos países disponen en las finanzas, el petróleo, el gas o la fuerza militar hace que ni se planteen medidas como las que se han visto con Venezuela.
El exilio de los que han podido trasladarse a los Estados Unidos -principalmente Miami- o a Europa - mayoritariamente Madrid - o los menos pudientes que han atravesado -por millones, más de tres - las fronteras terrestres y llegando hasta Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, pero también Chile, Méjico, Argentina y Chile. La emigración venezolana ha inundado varios países - con problemas sin cuento y discriminaciones en muchos de ellos- y también subiendo el precio de viviendas de lujo en lugares como Madrid.
Negar el caos en que se ha convertido Venezuela que de país que recogía emigrantes del mundo a hacer lo inverso, con una inflación estratosférica y con una situación política en la que el parlamento elegido ¡por tres cuartas partes! es contrario al gobierno del presidente Maduro y al que se le montó una asamblea constituyente de distinta extracción para contraponerle un poder legislativo que se le opusiera resulta escandaloso. La crisis económica, la criminalidad incontrolada, la falta extraordinaria de medicinas y alimentos han puesto a la población en posición contraria a un chavismo, que con Chaves era distinto, y que ahora es una copia desdibujada del carismático Chávez, que gozó, además, con un precio del petróleo alto.
El problema real que se pondría sobre el tapete internacional es que dado que los países se reconocen entre autoridades o poderes que dominan el territorio, las fuerzas armadas y , en definitiva, que tienen el control del país. ¿Que va a suceder entre los Estados cuando transcurran los ocho días si la situación no cambia y el ejército sigue apoyando a Maduro? ¿Se romperán las relaciones diplomáticas? ¿Que se hará con los intereses - y los ciudadanos - de estos países?
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