Cuando ya se ha iniciado la “fiesta de la compra” que suponen las clásicas rebajas, propongo hablar sobre el consumo, el cual es imprescindible para todos nosotros.
Los que investigan sobre las relaciones entre la actividad del ser humano y el medio ambiente desarrollaron el concepto de “huella ecológica”, indicador que sirve para comprender cómo de sostenible es nuestro modo de vida. Se valora mediante hectáreas por habitante, es decir, la superficie necesaria para abastecer de recursos y recoger los residuos que genera nuestro consumo. Si la población de un territorio mantiene un modo de vida que necesitase una cantidad de superficie muy superior a la que tiene, es indicativo de que su modo de vida es insostenible. Actualmente, la huella ecológica de España es casi tres veces superior a su territorio.
Hay cosas que aprender para consumir de manera responsable: reducir la cantidad, mejorar la calidad; atención al gasto eléctrico, a la calefacción, al consumo de agua; reducir el uso del vehículo particular; escoger los productos locales antes que los importados o los que vienen de largas distancias; conocer el impacto ambiental y social de lo que adquirimos, reducir el uso del plástico; conocer la relación entre medio ambiente y desarrollo social (que no es lo mismo que crecimiento económico, no se puede aspirar a una naturaleza más limpia y descontaminada sin una sociedad más justa y libre)...hay muchas cuestiones a tener en cuenta. Y para ello es imprescindible la formación accesible a todos, propuesta que desde aquí dejo caer a los que buscarán nuestro voto en las próximas elecciones municipales.
No se trata de renunciar a los logros fundamentales de nuestra sociedad del bienestar, pero sí de ponerle freno al consumismo ciego. Se impone comprar sólo lo que necesitamos. Adquirir algo muy barato pero superfluo, sale muy caro.
Algunas ideas para adecuar el consumo: aprender a disfrutar de los mejores sentimientos y de la imaginación, y recuperar la vida fuera de la Red. Desarrollar la sensibilidad, la capacidad reflexiva, la convivencia. Comprometerse con causas justas, bellas o buenas. En definitiva, desplegar todo nuestro potencial.
En la evolución, el lugar natural del ser humano dejó de ser un ecosistema concreto, para situarse en el conjunto de capacidades psicológicas y mentales que conforman nuestra cultura, y es imprescindible aprender a ser felices sin que sea a costa del resto de la Naturaleza.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es
