El Centro de Inclusión para Personas sin Hogar de Marbella ha atendido a 187 usuarios y logrado la reinserción social de 18 desde su entrada en funcionamiento, en febrero, según su responsable, Jacobo Wahnich.
En declaraciones a Europa Press, Wahnich ha explicado que, de estos 187 usuarios, 85 han tenido o siguen un itinerario para lograr la reinserción social y 18 han salido "de la situación de calle".
El centro, gestionado por la Cruz Roja y con el apoyo del Ayuntamiento del municipio, ha logrado la reinserción laboral de diez usuarios, mientras que otros dos, uno de más de 50 años de edad y otro, con más de 70 y que estaban en una situación "muy cronificada de calle", fueron trasladadas a una residencia tras una mediación con las familias y los juzgados y obtener certificados de incapacitación.
Los otros seis usuarios han tenido otras reinserciones sociales, como la recuperación del vínculo con sus familias, ha explicado el responsable del centro.
"Marbella es un punto turístico, pero también atrae a muchas personas con escasos recursos que llegan al municipio a buscar trabajo y confían en encontrar aquí más oportunidades que en otros lugares. Eso también produce que haya gente que viva en la calle", explica Wahnich.
El centro de atención ofrece a los usuarios, de forma ininterrumpida de 09.00 a 21.00 horas todos los días del año, tres comidas al día --desayuno, almuerzo y cena-- y un servicio de ducha y de higiene y otro de lavandería y de secado de la ropa.
"Son servicios que garantizan que los usuarios tengan dignidad", ha señalado Wahich, al tiempo que ha indicado que en el centro también se imparten talleres sobre cuestiones de higiene para concienciar a los usuarios.
El centro cuenta con un equipo de trabajo multidisciplinar formado por un psicólogo, una trabajadora social, una educadora social y diversos monitores que cuenta con la colaboración de la Policía Local y los servicios de Urgencias y cuyo objetivo es elaborar itinerarios que permitan a los usuarios la reinserción social a medio o largo plazo a los usuarios.
La iniciativa surgió tras un acuerdo entre Cruz Roja y el Ayuntamiento firmado a finales de 2017 por el cual el Consistorio cedía las instalaciones y aportaba una ayuda de 308.000 euros para personal, actividades y mantenimiento mientras que la ONG asumía la gestión.
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