La Gatera

Lennon

Cuando colgué alguien que estaba a mi lado me dijo: Éste es de esos días que siempre vas a recordar. Pasarán los años y le contarás a tus hijos...

Publicado: 06/12/2018 ·
23:31
· Actualizado: 06/12/2018 · 23:31
Autor

Rosa G. Perea

Rosa G. Perea es escritora. Es cofundadora del Club de Lectura del Ateneo de Sevilla y editora en Almuzara

La Gatera

Como escritora, editora y colaboradora en medios de comunicación, Rosa G. Perea habla de todo, predominando la cultura

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Recuerdo, cuando hace muchos años, una noche de verano, me sonó el teléfono. Al otro lado me hablaba mi llorado Fernando Carrasco para contarme que un enajenado había agredido al Señor del Gran Poder. Cuando colgué alguien que estaba a mi lado me dijo: Éste es de esos días que siempre vas a recordar. Pasarán los años y le contarás a tus hijos: “cuando agredieron al Señor estaba comiéndome un papelón de pescao frito con unos amigos”. Hay fechas que se te quedan grabadas en las esquinas de la memoria involuntariamente. ¿Dónde estabas cuando cayeron las Torres Gemelas, o cuándo murió Elvis, o el 23F?

Yo recuerdo perfectamente cuando me enteré de la muerte de Lennon. Tenía 15 años y estaba en clase de francés esperando a que apareciera el profesor. Una amiga llegó, se sentó a mi lado y me dijo como quien no quiere la cosa:

- Oye, han matado a ése que canta que a ti te gusta tanto.

- ¿A quién?

- Sí, mujer, ése con gafas.

- ¿No será Lennon? (Lo de las gafas era un dato muy útil).

- Ay, sí ése. Un tío le pegó ayer un tiro.

Y allí me quedé yo. Como si el tiro me lo hubieran pegado a mí. Completamente bloqueada. Confieso que alguna lágrima se me escapó bajo la mirada burlona de mi amiga y el gesto incrédulo del profesor. Al fin y al cabo era la primera muerte que me tocaba cerca. Más sentida que la de algún familiar a pesar de “la voz de la sangre”. Era John Lennon... Un respeto, señores. Llegué a mi casa y a escondidas en mi dormitorio encendí una vela delante de la carátula del LP Double Fantasy mientras sonaba “I’m Losing You”. Mark David Chapman aquel 8 de diciembre me había arrebatado a las puertas del edificio Dakota la banda sonora de mi adolescencia. Hoy tantos años después reivindico aquellas lágrimas sin pudor ninguno. Con Lennon se me morían tardes de guitarra y canciones, vinilos desgastados, y las mejores clases de inglés. A Lennon le debo el poquísimo inglés que sé, los pocos acordes con los que martirizaba mi guitarra, mi pasión por el té, mis primeras lecturas de Cohen y, sobre todo, mi odio eterno a la pobre Yoko Ono.

You may say that I’m a dreamer, but I’m not the only one. Maybe someday you will join us and the world will be as one...

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