Las elecciones andaluzas han venido a confirmar las encuestas y Podemos no quería creerse. El partido de Pablo Iglesias sigue perdiendo oxígeno y no ha logrado el segundo puesto al que aspiraba, pero además ha visto cómo Cs le toma la delantera y le deja con la cuarta plaza. Un fiasco en toda regla.
Su pretensión de que estas elecciones les dieran aliento para afrontar el nuevo ciclo electoral se ve frustrada y ni siquiera en clave interna sirven para apuntalar el liderazgo de Teresa Rodríguez.
La anticapitalista Teresa Rodríguez llegaba a estos comicios después de haber plantado cara a Iglesias; le ganó el pulso a la cúpula estatal -lo nunca visto en Podemos-, pero no ha conseguido verse reforzada en las urnas.
"En Madrid", como ella repite, miraban con recelo las aspiraciones de mayor autonomía de la líder andaluza y más de uno debió atragantarse con las abiertas críticas de su pareja, el alcalde de Cádiz, José María González 'Kichi' -también anticapitalista- cuando Iglesias e Irene Montero se compraron un chalé de 600.000 euros.
Rodríguez se impuso en la pelea con la dirección para que respetara su independencia y además barrió en unas primarias a la candidata que postuló el sector oficial -Isabel Franco- como cabeza de lista.
Poco pudo hacer ya Iglesias para evitar que la marca Podemos quedara difuminada en esa coalición con IU que ahora es Adelante Andalucía y que quizá tendrán que repensar en el futuro visto el resultado.
Los 17 escaños que logran ni siquiera superan la suma de los que ganaron Podemos e IU en 2015 (20), pierden tres y son la prueba de que Rodríguez, a pesar de la histórica caída del PSOE, no ha logrado pelear el voto a Susana Díaz en su propio terreno, el andalucismo.
Tampoco dan la razón a quienes piensan que Podemos consigue mejores resultados cuando se presenta en candidaturas más amplias que cuando lo hace con su propia marca y debilitan la alianza con IU, con quien concurrían en coalición por primera vez a unas autonómicas.
Así pues, estas andaluzas no abren ninguna ventana de oportunidad a Podemos para que pudiera darse impulso a punto de arrancar el ciclo electoral para las europeas, autonómicas y municipales de mayo.
De igual modo, desinflan las expectativas de otros candidatos, como Íñigo Errejón, que confiaba en que Andalucía sirviera de empuje para la elección de una mayoría progresista en otras comunidades como Madrid.
Iglesias ha tenido en la campaña andaluza mucha menos presencia que otros líderes nacionales, sólo ha estado en tres actos, pero se ha encargado de dejar muy claro que no habría "cambio político en España si Andalucía no avanza".
Más aún, ha llegado a aventurar que el resultado iba a ser el "factor decisivo" que podría permitir que después se aprueben los Presupuestos Generales del Estado.
Nada de eso parece ya posible, lo que puede reforzar también la idea del adelanto electoral en España que Podemos daba ya por seguro, o al menos ese argumento esgrimen para haber convocado ya las primarias para elegir a sus candidatos a las generales y reconfirmar a Iglesias como aspirante a La Moncloa.
La premura en la convocatoria de primarias blinda a Iglesias como candidato, ahora no hay rivales en Podemos con suficiente potencia para arrebatarle el liderazgo y si algún otro dirigente se lo quisiera plantear en unos meses no podrá hacerlo porque las listas ya habrán sido elegidas por los militantes.
A los Anticapitalistas de Teresa Rodríguez no les ha gustado mucho que la dirección convoque esas primarias "con calzador", cuando no tocaba y en plena campaña andaluza, y no han confirmado todavía si se presentan o no.
Lo harán este lunes cuando acaba el plazo para que los candidatos presenten sus avales, el mismo día que Andalucía estrena una nueva etapa política en la que ha quedado claro que Podemos no es la pieza clave para garantizar la gobernabilidad.
Ya no depende solo de ellos evitar un pacto del PSOE con "las derechas" o un bloqueo que aboque a la repetición electoral, opción nada descartable que tendrá también enormes consecuencias en la política nacional ya enquistada por la crisis en Cataluña.
Para colmo de males, otro de los peores temores de Podemos se ha hecho realidad: Vox entra en el Parlamento andaluz.
Una noche negra para los morados.
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