Griñán se tuvo que agarrar ayer a los números para contrarrestar las críticas de los líderes de la oposición, que le recriminaron, cada uno en sus intervenciones, las altas cifras de paro, la ausencia de reformas de profundidad, la ineficiencia de sus medidas anticrisis -como el Proteja o el Memta-, la negativa a ampliar las prestaciones por desempleo o el retraso en la aprobación de la Ley de Inclusión Social.
Mientras Diego Valderas (IU) le pedía un giro a sus políticas de izquierda para evitar que el paro crezca hasta el 30% como vaticinan las cajas y “saque el dinero de las piedras” como han hecho estos años los ayuntamientos asumiendo competencias que no eran suyas, Javier Arenas (PP) añadía a los datos de Valderas los fracasos en sus políticas de empleo y educación o el descenso en un 30% de la licitación pública.
Además, Arenas le recriminaba su inmovilismo y que no fuera capaz de abordar reformas profundas: “lo peor que puede hacer es esperar y no arriesgar y atreverse con el futuro”, aunque gran parte de su intervención la dedicó a criticar que se empeñen en subir los impuestos a los que crean empleo y su falta de rigor presupuestario.
El presidente andaluz se defendía argumentando que Andalucía es la comunidad que más recursos ha destinado a paliar los efectos de la crisis hasta el punto de afirmar que se encuentran al límite de la disponibilidad financiera. Así, citó los 520 millones destinados a los planes Proteja y Memta, anunció otro Memta destinado a los parados de larga duración y consideró que la Junta actúa donde tiene competencias, no en prestaciones a desempleados sino en políticas de empleo. Además señaló que, con los 420 euros que se destinarán a cubrir a los desempleados sin prestaciones, el nivel de cobertura en Andalucía alcanzará el 85%, frente al 67% del comienzo de la legislatura.
El presidente insistió en que Andalucía es la comunidad que ha adoptado más medidas contra la crisis, de manera que el aumento anual del paro, que era del 48% hace cinco meses, se situó en agosto en el 30%, por lo que rechazó las acusaciones de inmovilismo procedentes de Arenas.
Griñán volvió a echarle en cara que defienda “recetas mágicas” que ni el PP pone en práctica o no se ven, le reprochó el incremento de la presión fiscal durante su etapa en el Gobierno y le espetó que sus prioridades eran “salir pronto y en las mejores condiciones de la crisis; dialogar con empresarios y sindicatos para hacer posible el VII acuerdo de concertación social, y lograr el consenso educativo y en torno a las leyes locales”.
Volvió a ofrecerles su disposición al diálogo para abordar los grandes temas pendientes, aunque la respuesta de Arenas fue pedirle menos fotos y más reformas.
Sánchez Gordillo y su cartel
Antes de que se iniciaran las preguntas a Griñán y en el momento en el que la presidenta del Parlamento daba la palabra a Diego Valderas, el diputado de IU José Manuel Sánchez Gordillo se dirigió hasta el escaño del jefe del Ejecutivo andaluz y se plantó ante él exhibiendo un cartel que recriminaba la represión policial que sufrieron los jornaleros del SAT el pasado domingo tras sus protestas en la sede de Canal Sur, en las vías del AVE y en la SE-30 de Sevilla.
Ante la mirada atónita de la mitad de los parlamentarios, incluidos los del propio grupo parlamentario de IU, y la indiferencia del resto de diputados, Sánchez Gordillo se mantuvo ante el presidente, sonrisa incluida, mientras la presidenta del Parlamento le pedía que depusiese su actitud y le recordaba que no estaba permitido la exhibición de pancartas o carteles en el salón plenario.
El diputado díscolo siguió en sus treces y Fuensanta Coves optó, en lugar de llamarle al orden por tercera vez -lo que hubiera acarreado su expulsión del pleno-, por suspender durante cinco minutos la sesión y reunir a la Mesa del Parlamento en una sala contigua, donde se repasó el articulado del reglamento que aborda este tipo de situaciones.
Sánchez Gordillo optó entonces por recorrer el salón de plenos, mostrar a todos los parlamentarios, fotógrafos y cámaras el cartel, para sentarse en su escaño. Allí siguió exhibiendo el cartel hasta que Ignacio García, compañero de partido y miembro de la Mesa, le instó a que recogiera la pancarta, obedeciendo de forma inmediata.
Finalmente la sesión se reanudó sin represalia alguna, con la comunicación de Coves de que la Mesa insistía en que ese tipo de actos no iban a ser permitidos y con una referencia de Griñán cuando contestaba a Valderas: “lo hago con la palabra, que es el instrumento con el que hacemos política los demócratas”.
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