Con el cristal del copiloto y del conductor hecho añicos, y con restos de basura dentro, así amanecieron este miércoles dos coches de gama media en un garaje privado de Mariñíguez, en el barrio de San Miguel, sin que en principio echaran en falta la sustracción de documentos y otros enseres del interior del vehículo. En principio, los afectados atribuyen este incidente a un vandalismo ‘low cost’ a cargo de jóvenes que tiene bastante fastidiados al entorno del centro pues en las últimas semanas también se han dado episodios similares en la vía pública. Es el caso de lo ocurrido en la zona de aparcamientos de la plaza Silos, donde hace más de una semana los turismos amanecieron con idénticos destrozos, en una práctica que se ha repetido en las inmediaciones de la estación de Renfe y de la parroquia de Madre de Dios.
El modus operandi en estos casos no suele ser demasiado elaborado y el perfil de los autores apunta a jóvenes que actúan mientras conducen su moto y aprovechan para romper los cristales e intentar arrasar con lo que pillen a primera vista en tiempo récord para después pegar un acelerón y salir huyendo. Al final, como apuntan los vecinos, lo más aparatoso son los daños materiales que causan por este vandalismo “cutre” más que el botín en sí con el que se hacen. En cualquier caso en el último año, junto con la quema de contenedores, los destrozos aleatorios de coches estacionados en la vía pública se han convertido en la trastada preferida de los vándalos jerezanos.
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