En los últimos seis meses, Lionel Chipolina ha ostentado la presidencia de turno del Grupo Transfronterizo. Los últimos trámites de la Agrupación Europea de Cooperación Territorial (AECT) y los avances en las negociaciones finales del Brexit han sido sus principales preocupaciones.
¿Qué balance hace de sus primeros seis meses al frente?
—Hubo un poquito de shock inicial, pero el tema transfronterizo me interesaba un montonazo; cómo se vertebra la zona alrededor de Gibraltar, la responsabilidad de Gibraltar hacia la zona y también la necesidad de una reconciliación de los pueblos . He aprendido mucho, pero quizás la mejor lección ha sido la de intentar llegar a la concordia en una opinión y llevar proyectos para delante, pactados y unidos y siendo beneficiosos para la comunidad. Ya iba el proyecto muy bien enfocado antes de que llegara yo, pero con la urgencia del Brexit, quizás se haya dado un poquito más de empuje a la AECT. Se ha trabajado mucho en la labor de lobby, hemos tenido reuniones con agrupaciones políticas del Estado español, hemos hecho presentaciones a los partidos en Gibraltar... Palpamos esa opinión de la ciudadanía y la transmitimos.
¿Cree que hay voluntad política de sacar delante la AECT?
—A nivel regional, hay manifestaciones de que esa voluntad política existe. Ahora está en Madrid y es una tema complicado jurídicamente. Y creo que ha tenido calada en Gibraltar porque incluso el fiscal general, Michael Llamas, en la apertura del año legal, hizo referencia a la AECT. Picardo públicamente también lo hizo en la conferencia de San Roque, pero también ha dicho que el Gobierno de Gibraltar ve la AECT como parte de la negociación entera. Si cayera por causas técnicas, hay vehículos para que cualquier acuerdo pueda tener marco jurídico, y voluntad de que éste entre en el ámbito de la UE.
¿Qué beneficios traería esa AECT a ambos lados de la Verja?
—Las AECT existe en diferentes regiones de Europa, y se adaptan mucho a la idiosincrasia del área en cuestión. Sería un marco jurídico por el que la organización podría gestionar entre sindicatos, empresarios, cuerpos públicos y permitiría para Gibraltar todavía sentirse partícipe en el proyecto europeo. La Línea, particularmente, y la zona tienen mucho interés en que Europa no termine en la frontera. Toda Europa tiene interés en que esto no pase.
La pasada fue una semana difícil en las negociaciones del ‘Brexit’. ¿Sigue teniendo fe en un acuerdo total?
—A nivel regional sí que hay voluntad de acuerdo. Creo que nosotros hemos puesto nuestro granito de arena. Incluso con el antiguo Gobierno en España se cambió bastante de chip. Ha sido posible que se hablen directamente el Gobierno de Gibraltar y las autoridades españolas, tanto regional como estatal, en muchos temas y sabemos que se ha llegado a acuerdos. Sí que hay asuntos que, por causas de su impacto sobre la soberanía, pueden ser difíciles, o que signifiquen una amenaza para la economía de Gibraltar.
Entre esos temas espinosos está sin duda el del aeropuerto. ¿Le decepciona que en el acuerdo inicial no se incluya?
—Sería indudablemente positivo para ambas partes. Nuestra posición siempre ha sido alentar el lograr un acuerdo sobre el uso conjunto del aeropuerto. Más que nada por el espacio aéreo libre, pero tenemos que tener mucho cuidado de que no repercuta sobre la soberanía. En cierta manera sí que nos decepciona, pero somos conscientes de que es un tema particularmente sensible en Gibraltar, más que en España incluso.
¿Son ustedes optimistas con respecto a la aplicación del protocolo sobre Gibraltar?
—Lo somos por lo que vemos cuando hablamos con interlocutores políticos, que nos insisten en que su preocupación es que la zona no sufra económicamente o en lo laboral. Ante la comisión parlamentaria de todos los partidos del Senado y el Congreso, fue particularmente grato que los diferentes partidos tuvieran una opinión informada de lo que implica cualquier política que tomen en la zona.
Se habla de aplicar medidas para el Campo de Gibraltar como fiscalidad especial, cesión de terrenos a firmas gibraltareñas...
—Nosotros estamos elaborando una lista posibles proyectos. Por ejemplo, el acceso al tren más cercano a la frontera, ferries desde Algeciras y La Línea a Gibraltar, seguir tomando medidas pragmáticas para la agilización de la frontera, obras suplementarias al túnel del aeropuerto para facilitar la llegada de transfronterizos, tecnologías de frontera para personas y bienes, formación conjunta profesional, estudios comparativos con otras jurisdicciones transfronterizas, medidas de cooperación económica, ferias empresariales conjuntas, un centro conjunto de interpretación turística del Estrecho, una posible Zona Franca en la zona, proyectos conjuntos en cultura y educación, incluyendo el fomento y la recuperación del castellano y el fomento del bilingüismo, cooperación en interpretación histórica del Campo de Gibraltar (historia y valores compartidos); en materia de medio ambiente, reducir el impacto de la frontera en cuanto a polución y un estudio de infraestructuras de transporte, cooperación en el uso de hospitales y clínicas, o intercambios profesionales... Todo en beneficio, no solo del transfronterizo, sino también del gibraltareño que sale a disfrutar de su casa en el otro lado de la frontera o a tomarse una tapa, o al que viene a visitar la zona para que se lleve la mejor impresión.
¿Coinciden en que La Línea requiere medidas concretas?
—Somos muy conscientes de la dependencia que tiene La Línea de Gibraltar y de que esa dependencia la debemos convertir en interdependencia. Así se lo hemos transmitido tanto a los partidos en Gibraltar como a miembros del Parlamento Europeo y a representantes ingleses, siendo muy conscientes de la Europa de las regiones.
¿Y una fiscalidad especial en La Línea no produciría competencia hacia Gibraltar?
—Nosotros vemos a La Línea como complementaria. Gibraltar tiene un parlamento autónomo que puede tomar medidas legislativas y aprovechar oportunidades, pero no tiene suficientes recursos, a nivel de tierras, de plantilla y las nuevas oportunidades que puedan surgir implican una expansión dentro del área vecina. España sigue en Europa y nosotros no sabemos dónde estamos. El acceso a Europa puede ser a través de La Línea.
Ante la perspectiva de un acuerdo para la zona, ¿sigue pensando en el ‘Brexit’ como un error histórico?
—Al crearse la AECT, contábamos con estar en la UE. Lo que sí ha sido fascinante es abordar un tema que es una amenaza y poder reciclarla como una oportunidad.
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