Un 42 por ciento de los andaluces entre 35 y 60 años ha alcanzado una clase social superior a la de sus padres, mientras que el 28,4 por ciento se encuentra en una clase inferior, movilidad que también se produce en la vertiente educativa, ya que el 68,2 por ciento ha cursado estudios superiores a los de sus progenitores.
La clase intermedia femenina de este intervalo de edad se concentra en ocupaciones de técnicos profesionales de apoyo y administrativos, mientras que en el caso de los hombres destacan las ocupaciones técnicas de grado medio, supervisión de trabajadores manuales y trabajos manuales cualificados, según la Encuesta de Movilidad Social en Andalucía, elaborada por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía.
La población andaluza con estudios universitarios está conformada en un 30,6 por ciento por hijos que proceden de hogares con estudios inferiores a los obligatorios, aunque el 67,7 por ciento alcanzó un nivel de estudios similar a sus padres.
Este fenómeno de continuidad en las condiciones de partida de las clases o situaciones extremas es un aspecto presente en Andalucía y en los países del entorno, según la encuesta.
En relación con la ocupación, el 24 por ciento de los andaluces entre 35 y 60 años tiene la misma clasificación que su padre, una cifra que asciende al 31,6 por ciento cuando se trata de hombres y baja al 16,5 por ciento cuando se refiere a mujeres.
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