Matrícula de deshonor

¿Incompetencia o eficacia política?

Desde cuándo no hablamos de los pobres, de los excluidos, de aquellos carentes de recursos que malviven en nuestra sociedad tan desarrollada

Publicado: 02/10/2018 ·
20:42
· Actualizado: 02/10/2018 · 20:42
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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Mientras nos devanamos los sesos en debates manidos sobre Cataluña, el innombrable y el Valle de los Caídos, ‘los cansinos y casados Másteres’ y demás artimañas, la crisis sigue estando presente para los más desfavorecidos en nuestro país, y así lo indica el informe de la Fundación Foessa, hecho público por Cáritas, sobre exclusión estructural e integración social: “La exclusión social severa en España ha aumentado un 40% con respecto a hace 10 años, ya afecta a más de cuatro millones de personas, enquistándose en la sociedad”.

Desde cuándo no hablamos de los pobres, de los excluidos, de aquellos carentes de recursos que malviven en nuestra sociedad tan desarrollada. Hablar de la pobreza, es enfrentarse a una realidad que nuestros mandatarios intentan evitar, desviando la atención constantemente para no afrontar la realidad más cruda. Lo curioso, que ya no se habla directamente de los pobres, este concepto evolucionó hacia la exclusión social, un concepto mucho más moderno que va más allá de la falta de recursos económicos, en el que se refiere al ‘todo’ y así se evita hablar de sus partes. Pero no olvidemos, que cuando hablamos de exclusión social, uno de los aspectos más frecuentes que se nos viene a la mente es la pobreza, como eje central de todos los determinantes en los que se encuadra dicho concepto, ajustándose a una realidad que, a mi entender, ha ido involucionando y que ha sido marcada por patrones de conductas y sistemas económicos capitalistas, engendrando divisiones “centradas en unos pocos que se benefician de unos muchos”, creándose estructuras sociales claramente diferenciables que han determinado nuestra actual forma de vida, debilitando la equidad social.

Pero hablar de pobreza no es sólo centrarse en el concepto en sí, lleva una carga histórica que parte de unas condiciones que han sido latentes a lo largo de toda la historia de la humanidad. La evolución de este concepto se ha ido adaptando a las diferentes etapas, llegando a convertirse en una realidad cotidiana que ya no vende, que no es importante para los que regentan nuestra España. El pobre no vota, no es importante para los objetivos de quienes deben asumir dicha responsabilidad. Lo curioso, es que muchos de estos políticos hayan sido tan eficaces durante tantos años con entramados mafiosos y sigan manteniendo esta asignatura pendiente: minimizar la pobreza en nuestro país.

Está claro que la incompetencia de nuestro gobierno queda latente con este tipo de informes, o quizás, y visto desde otra perspectiva, sea dicha información una eficaz estrategia generalizada a lo largo de nuestra historia para seguir manteniendo a los pobres siendo pobres, mientras lo ricos mantienen su estatus social y económico. España empieza a salir de crisis, no diré que no, pero dejando por detrás a familias enteras en la miseria, que por mucho que las ignoren, son parte de nuestra sociedad.

 

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