Según el diario Der Standard, en una información recogida por la Agencia Efe, la obra de 130 por 110 centímetros considerada como una de las más logradas de Vermeer y expuesta en el Museo de Historia del Arte de Viena desde 1946, era codiciada por Hitler desde 1935, dos años después de subir al poder.
Andreas Theiss, el abogado encargado por la familia para la restitución del cuadro, explicó al rotativo que Czernin no tuvo otra opción que vender el cuadro, dado que su esposa estaba estigmatizada por la ley nazi de pureza de la raza por tener sangre judía.
Agregó que los intentos de la familia Czernin por recuperar la obra después de la II Guerra Mundial fracasaron, pero que ahora confía en que el Estado austríaco restituirá a sus descendientes el cuadro sin necesidad de tomar otras medidas.
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