Un domingo diferente, pero con tintes de Domingo de Ramos. Pasadas las once y media de la mañana, y tras las puertas del salón de tronos de la Hermandad del Sepulcro, la concejala de Fiestas, Teresa Porras, dio los primeros toques de campaña que hicieron elevar la mesa cedida del trono de Nuestra Señora del Traspaso y Soledad de Viñeros. Tras ello, comenzó la procesión extraordinaria de Nuestro Padre Jesús a su Entrada en Jerusalén, titular de la Cofradía de la Pollinica, por las calles del Centro de Málaga, con motivo del 75° aniversario de su bendición. Flanqueado por los faroles del Nazareno de Salutación, y realzado por un monte de claveles rojos, la imagen que tallara el escultor cordobés Juan Martínez Cerrillo recorrió el corazón de la ciudad a los sones de la agrupación musical de la Pasión de Linares, uno de los conjuntos musicales más laureados en su estilo.
Asimismo, la agrupación de la Pasión de Linares, que se estrena tras las andas del trono del pollino, comenzó su repertorio con la marcha 'A la memoria de un amigo', compuesta por Nicolás Barbero Rivas y que ha sido dedicada a la memoria de uno de los fundadores de la formación musical, que falleció recientemente. Por ello, y tras finalizar la pieza de estilo fúnebre por la formación musical del municipio jienense, el cortejo abrió el portón de la Hermandad del Viernes Santo, a las doce menos cuarto de la mañana, para que su hermano mayor, José Luis Vizcaíno, diese los toques de campaña para sacar el anda del salón de tronos.
En cuanto al capítulo de estrenos, la imagen del señor de la Pollinica, recientemente restaurada por el imaginero cordobés Antonio Bernal, lució una nueva túnica de color burdeos, y una cinturilla con manteo bordado en oro sobre moaré verde por el taller del artesano malagueño Sebastián Marchante. Los portadores del trono también estuvieron de estreno con una túnicas de color morado con el logo del 75° aniversario del Señor impreso en el lado izquierdo del pecho. Tras la Cruz parroquial, que habría el cortejo, el estandarte del Cristo y el guión formaron parte de un cortejo bastante bien nutrido por un buen número de hermanos con cirios. Ante el trono formaron un total de 12 acólitos con cuatro ciriales pertenecientes a la hermandad, y el resto cedidas por cada una de las cofradías restantes del Domingo de Ramos.
Tras una procesión triunfal, la corporación de nazarenos del Domingo de Ramos prendió su regreso desde calle Nueva, plaza de la Constitución, plaza del Carbón, calle Echegaray y Cirter, hasta llegar a las dependencias de la cofradía del Sepulcro.
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