El Festival de Otoño, aquel sueño hecho realidad y que hizo que por la escena jienense pasaran algunos de los mejores artistas nacionales e internacionales, pierde algo de fuelle y es necesario no volver a descuidarlo, como ya sucediera durante el mandato de PSOE e IU. Bien es cierto que las arcas no están para fiestas y menos para festivales; de hecho, es Diputación Provincial el principal mecenas, pero ahora que se acerca su vigésimo aniversario sería conveniente tratar de revitalizarlo. Ya lo hemos dicho en alguna que otra ocasión, por ejemplo con la Feria de San Lucas, que estas citas, sobre todo las culturales, también hacen que la ciudad lidere la provincia y reivindique con fuerza su capitalidad. Este año hay buen teatro, pero la música clásica es aún una asignatura pendiente, sobre todo por la calidad de las compañías e intérpretes. Sí es de aplaudir que irrumpa el flamenco en el festival, algo que debería potenciarse en el futuro. En cualquier caso, Jaén debe estar orgulloso de su festival, arroparlo y participar y recordar siempre que el precio no varía demasiado del que se cobra en otras capitales de provincia, a las que muchas veces acudimos porque es mucho más interesante, al parecer, salir de Jaén para consumir cultura.
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