El centro penitenciario El Acebuche de Almería ha retirado las medidas de prevención iniciales adoptadas con Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte del niño de 8 años Gabriel Cruz, y ha "normalizado" su situación con el resto de internos de la prisión de la capital almeriense.
Fuentes cercanas al caso han informado a Efe de que la investigada por delitos de asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral por el Juzgado de Instrucción número 5 de Almería está "haciendo vida con el resto de internos dentro de un régimen de normalidad" en El Acebuche".
Así, han señalado que, tal y como avanza hoy el periódico 'La Voz de Almería', es una interna más en el módulo 1 de El Acebuche debido a que se ha valorado la falta de riesgo para la integridad de Quezada y se pretende regularizar su situación pasados seis meses desde su ingreso provisional en la cárcel, una medida que fue notificada la semana pasada al juez instructor.
También lo ha confirmado a Efe la abogada de Quezada, Beatriz Gámez, quien señala que "ya está saliendo al patio" con el resto de internas del módulo 1 de la prisión, algo que "considera normal pasado el tiempo" que la investigada lleva en prisión.
El juez Rafael Soriano ordenó el 15 de marzo el ingreso en prisión por delitos de asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral de Ana Julia Quezada.
El juez aseguró en el auto de ingreso en la cárcel que resulta "incuestionable" la participación de la detenida en la muerte del menor, "por cuanto no sólo es que ella misma haya reconocido tan luctuoso suceso, sino de que de las intervenciones acordadas judicialmente y pruebas recopiladas, se infiere una malvada voluntad dirigida especialmente a asegurar la comisión del crimen".
En este sentido, Soriano apunta que de las actuaciones judiciales se infiere, indiciariamente, que el 27 de febrero Ana Julia "aprovechó un momento temporal en el cual sabía que se iba a encontrar a solas con el niño, y que la abuela paterna no lo iba a controlar" para trasladarlo hasta la finca de su padre en Rodalquilar (Níjar, Almería) mediante engaños o la promesa de devolverlo pronto a jugar con sus primos.
Señaló que se trata de un "lugar apartado y aislado, en el cual tranquilamente" podía llevar a cabo su "macabro plan criminal, asfixiándolo con sus propias manos hasta provocar su muerte".
Añadió que tras esto lo desnudó parcialmente y lo trasladó hasta el jardín, donde "previamente había hecho un hoyo con una pala, enterrándolo a continuación".
"Prosiguiendo con su plan se mantuvo en el cortijo de Rodalquilar haciendo unas tareas de pintura que le sirvieran de coartada, para posteriormente trasladarse a Las Hortichuelas Bajas", localidad de Níjar en la que se encuentra la casa de la abuela paterna del niño en la que ambos se encontraban antes de los hechos.
Una vez allí siguió sin "reconocer el crimen cometido, dar una falsa apariencia de preocupación por la desaparición y suerte del niño", de forma que este engaño se "mantuvo a lo largo de los días, aumentándolo hasta el punto de colocar ella misma una prenda del menor en el monte, para ser supuestamente encontrada por ella misma y así despistar a los agentes de la autoridad que practicaban la búsqueda".
El domingo 11 de marzo, "con la finalidad de hacer desaparecer el cuerpo del menor y aprovechando un momento en que se había quedado sola", se trasladó de nuevo al cortijo de Rodalquilar, desenterró el cuerpo del niño y lo introdujo en el maletero de su coche.
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