Después de un mes sin escribir en este diario sobre el Recreativo las dudas sobre qué tema elegir empezaron a bombardearme. ¿Debería hablar del infinito lío institucional? Ese en el que sabemos quiénes son los regulares, pero no los buenos, en el que el Decano cada día es menos cuerdo, que nos deja con nombres cada vez más raros de empresas vinculadas a nuestro club o que ha hecho pausar el Trofeo Colombino para volver a jugarlo en alguna fecha inconcreta. ¿Quizás de la exagerada inacción por parte del Ayuntamiento y los nefastos intentos de venta? No, no tengo ganas de escribir sobre eso.
Podría concentrarme en analizar a los jugadores que tenemos. Hay tantas altas nuevas que eso nos lleva a dos curiosos ‘problemas’, el primero el de conocer las caras y sin dorsal fijo, nos llevará alguna que otra jornada acostumbrarnos a los respectivos peinados. Lo otro, es que se acaba antes de nombrar los jugadores que continúan que los nuevos. Benditos problemas ambos, que conste. Este año os voy a contar un secreto: la experiencia me ha hecho invertir en una coraza a mi ilusión con respecto al asunto deportivo. Sí, vamos anecdóticamente líderes, pero hasta que no vea que la progresión se mantiene diez o más jornadas y acabar con el resultado en contra con un cero sea habitual y sigamos marcando, yo no voy a lanzar ningún veredicto aventurado. Así que tampoco puedo hablar de los jugadores en este momento.
Del rival, sinceramente, no me apetece decir nada. Los que naveguen por redes sociales (de ahí el nombre de esta columna) se habrán topado con algunos seguidores de nuestro rival que te hacen ponerte de mala leche. No es bueno generalizar, pero la cantidad de inepto por aquellas tierras es exagerado. Faltan al respeto constantemente, la humildad para ellos es una palabra que no existe y ganemos o perdamos, estoy seguro de que nos quedará aguantar varios días más de estupideces. No generalizo, que conste, pero vaya panorama. A mí me avergonzaría que mi club diera esa imagen con los aficionados.
Pero es que es completamente al revés. Si hay un clavo ardiendo en el Recre que haga que sigamos en pie a pesar de todo el entorno, es su afición. Al final, las cosas se demuestran cómo se demuestran, y es con cifras. Seguimos teniendo un número de socios muy elevado para la categoría, y más en un club a la deriva, tras tres años que dan para suicidio deportivo y un futuro cada vez más incierto. Pero estamos enfermos de Recreativismo y eso se entiende aquí aunque en la costa de Murcia no tengan ni idea. Hablar de eso siempre es un orgullo.
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