Desde el comienzo del verano, la Policía Local de Jerez cuenta con una unidad especial de seguimiento a las víctimas de violencia de género para garantizar la ejecución de las medidas judiciales decretadas por el juzgado para su protección. Después de un largo proceso administrativo que comenzó en 2006 y que ha costado culminar más de una década en el caso de Jerez, este grupo por fin es una realidad de la mano de cuatro funcionarios del 092, dos hombres y dos mujeres, a los que desde comienzos de julio les empezaron a asignar las primeras víctimas. Uno de los agentes de este equipo, que prefiere no desvelar cifras, ni su identidad, pues van de paisano para que en el entorno de las mujeres que protegen no se dé la llamada “victimización secundaria”, relata cómo es un día cualquiera en este grupo y cómo establecen los primeros contactos con ellas. Hasta finales de junio que se firmó el convenio, estas competencias siempre habían sido de la Guardia Civil (pedanías) y de la Policía Nacional (casco urbano).
Nunca hasta ahora se habían delegado al 092, al que le corresponde el 25 por ciento de la totalidad de las víctimas en Jerez, tanto en el casco urbano como en la zona rural, según el acuerdo recogido. En lo que respecta al número de mujeres a las que hacen seguimiento personal cada uno de ellos, “no hay límites, las que vayan saliendo”, explica el funcionario, que tiene perfectamente actualizada la situación de los casos asignados a través de la plataforma Viogen, el sistema de alerta para la protección de las víctimas, en el que un administrador, policía nacional, va designando los casos. Una alerta que activa el sistema de protección una vez que tras la denuncia y el juicio rápido, a veces al día siguiente de acudir a la Policía, el juez dicta las medidas cautelares (orden de alejamiento, de aproximación, etcétera), que como mínimo se prologan un mes y de ahí en adelante hasta el año y medio o los dos años.
En todo ese tiempo, ellos van a ser su “policía de referencia” (personal e intransferible, pues siempre van a estar con el mismo agente) y para ello lo primero que hacen es contactar telefónicamente con ellas, presentarse y darles su número directo. Luego vendrá la entrevista personal, que cada cierto tiempo volverán a repetirse para seguir su evolución. “El primer contacto suele ser telefónico, les llamamos y les decimos que desde ahora somos su policía de referencia y no el de la Policía Nacional que tenían hasta ahora, le damos nuestro corporativo directo y nuestro nombre”.
Desde ese momento establecerán una serie de contactos que serán más o menos esporádicos en función del nivel de riesgo de su situación, que puede ir de extremo, alto, medio, bajo y no apreciado, correspondiendo de manera exclusiva siempre al 091 y a la Guardia Civil los dos primeros. Un ejemplo de riesgo alto por ejemplo será el día en el que la expareja -si está cumpliendo pena de prisión- sea puesto en libertad, una aviso que le llegará a los agentes por el sistema Viogen.
Reacciones de todo tipo
Suelen reaccionar bien cuando el agente les llama, aunque cuando más reciente es la denuncia, “más nerviosas están” y no hay un patrón común de conducta. “Hay de todo. Aunque suelen mostrarse muy agradecidas. Si nos acercamos y las vemos mejor, porque así sabe que realmente existes y que no estás detrás del teléfono. Si ha ocurrido de ayer para hoy, están superasustadas y te llaman un montón de veces en el día porque lo que quieren es tener a alguien, que esté ahí, saben que cuando te llaman les vas a responder y por eso se quedan tranquilas”.
En otros casos, se lo toman con mucha más calma. “Te dicen que no han vuelto a saber de él o que no hace falta que la llames más, que están tranquilas”, explica, o incluso que se han reconciliado y conviven juntos. En todos los casos, y especialmente en el último supuesto nunca pueden bajar la guardia. Tampoco hay un perfil específico. “Son de todas las etnias y de todas las clases, más de mediana edad y nacionales y extranjeras".
Lo que sí les hacen ver es que para una emergencia deben llamar al 112, al 091 o al 092. Ellos, sus policías de referencia, siempre van a estar al otro lado del teléfono por si ven a sus ex parejas merodeando por la zona o para cualquier consulta y van a realizarles los servicios de escolta y acompañamiento para ir a los recursos de acogida, juzgados o Comisaría.
“A ellos también les visitamos”
Pero los agentes de esta unidad no solo visitan a las mujeres a la que hacen el seguimiento, también a las ex parejas denunciadas, que suelen colaborar. “Vamos a verlos, le decimos que la estamos protegiendo y que haga todo lo posible por evitar encontrarse con ella”.
Familiarizados con el entorno y los vecinos
También por iniciativa propia del policía, suele acudir al entorno de la víctima para ver la zona en la que vive, los establecimientos que hay más a mano y se entrevistan incluso con vecinos de la confianza de la víctima por si ocurriera algo tener a alguien con quien poder contactar.
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