Tercera corrida de la Temporada 2018 en El Puerto. Entrada: “A un talonario” de poner el no hay billetes. Se han lidiado toros de Juan Pedro Domecq , dispares de presentación, destacando en juego los lidiados en tercer y cuarto lugar, para Juan José Padilla (Blanco y oro): oreja y oreja; Manzanares (Marino y oro): ovación y oreja; y Roca Rey (Blanco y plata): oreja y oreja. Se desmonteró Rafael Rosa en el segundo y destacó en la brega Eduardo Duarte en el cuarto.
Padilla:
Hoy se despedía de la afición portuense el segundo “Ciclón de Jerez”, ya que el primer torero bautizado con este apodo fue el recordado Juan Antonio Romero, matador que tomara la alternativa en el coso portuense el 26 de agosto de 1956 de manos de “Litri” con Antonio Ordóñez de testigo.
Se da la circunstancia de que a partir de esta fecha la figura del testigo aparece en la foto de la ceremonia del doctorado, ya que con anterioridad el segundo espada del cartel se encargaba de estar atento al toro para que no deshiciera tan solemne acto.
El “Pirata”, como también se conoce Padilla fue recibido al romperse el paseíllo con una gran ovación que recogió en el centro del ruedo. Mágico es para el torero este triángulo formado por Jerez-Sanlúcar- El Puerto, donde se le quiere y se le admira.
Su primer oponente salió blandeando de los cuartos delanteros, por lo que fue protestado por el respetable, pero la presidencia lo mantuvo en el ruedo. El diestro lo pareó con vistosidad. Su labor con la muleta la comenzó de rodillas, para luego plantear una faena dándole tiempo entre tanda y tanda y llevándolo a media altura para poner remedio a la poca fuerza del astado. Tras un metisaca consiguió una estocada y fue fuertemente ovacionado El cuarto de la tarde “Jaraiz”, era hermano del toro indultado por Enrique Ponce en Málaga el pasado año, y sin duda alguna el ganadero tiene que estar muy orgulloso de la vaca madre de estos ejemplares ya que el lidiado hoy en El Puerto si hubiese caído “en otras manos”, con todos mis respetos al maestro Padilla, y tal y como estaba de entregado el público, esta madrugada podría haber vuelto al campo.
El cofrade de los “Judíos de San Mateo”, recibió a este magnífico ejemplar con una larga en el tercio para después lancearlo con verónicas a pies juntos. Lo llevó a caballo por chicuelinas al paso. Le realizó un quite por faroles y navarras rematadas con una revolera. Le interpretó un buen tercio de banderillas. Le brindo a su amigo Javier, popularmente conocido como “Miami”. Aún con tan intenso primer y segundo tercio, el burel llegó a la muleta con ganas de embestir y vender cara su vida. Fue siempre largo a los cites. El torero aprovechó la embestida del toro para componer una faena vistosa pero ayuna de arte, lo que hizo que calara más en el numeroso público que hoy ha acudido a la plaza, que en el resto de los aficionados, que sin duda alguna deseaban que el toro hubiese tenido más suerte en el sorteo. Tras una estocada recibió las dos orejas. Y ni los aficionados la pidieron ni el palco sacó el pañuelo azul para dar la vuelta al ruedo al astado, cosas de El Puerto.
Manzanares:
Poca suerte ha tenido en los sorteos las dos tardes que este torero ha tenido este año en la Plaza Real. Ni los Cuvillos del pasado día cuatro ni los “Juanpedros” de hoy, han sido materia prima para lograr una tarde de éxito. Su primer toro no le permitió sentirse a gusto en el recibo capotero. A la muleta llegó con muy mala condición punteando y sin clase en su embestida. El alicantino, pese a su intención, no consiguió amoldar el deslucimiento del astado. Lo despenó de media estocada y fue ovacionado tras una leve petición de oreja.
El quinto parecía “cruzar la vista”, lo que hizo que se le colara al diestro con el capote. Fue un toro incómodo para la muleta ya que comenzó gazapeando tras la salida de los muletazos y probaba mucho al torero antes de meter la cara en el engaño. En términos taurinos podemos decir que el toro “le pesó” a Manzanares. No obstante el maestro tiró de clase, elegancia y raza, para sacarle todo el jugo que tenía el “limón amargo” del Juan Pedro. Tras estocada cortó una oreja.
Roca Rey:
El peruano ha demostrado hoy por qué llena las plazas. Es un torero que combina a la perfección el toreo de valor (espectáculo), con el toreo de verdad (artístico). Además “ve toro por todos lados”, lo que le hace ser un diestro privilegiado, pese a su juventud, y se le augura que alcanzará un estatus privilegiado en la historia de la Tauromaquia. A su primer toro, abanto de salida, lo recibió por verónicas en el centro del ruedo. Lo llevó al picador con un elegante galleo, rematado con larga cordobesa. Tras el puyazo lo quitó por ajustadas chicuelinas. Tras brindar en la misma boca de riego, se hincó de rodillas y le recetó un escalofriante pase cambiado, para proseguir con la mano derecha también de hinojos. Tras este efervescente inicio de faena, el andino se mostró muy seguro y tiró de su faceta artística logrando un toreo puro por ambas manos, exigiendo mucho al toro y componiendo muy bien la figura. Faena de toreo caro. Para finalizar tiró de nuevo de valor y le recetó una nueva tanda de redondos rodillas en tierra en el mismo centro del ruedo. Un pinchazo antes de una estocada le hizo cortar tan solo una oreja.
Al sexto de la tarde lo recibió por verónicas para luego terminar por chicuelinas. Le realizó un quite intercalando navarras y tafalleras. La faena de muleta la comenzó con estatuarios en el tercio. Prosiguió toreando exigiéndole muchísimo al toro, poniendo las cartas sobre la mesa y demostrándole al cornúpeta que el “mandón” de la manada era él. Tanto es así que tras una faena de torería y dominio total, el toro se aburrió y buscó la huida hacia las tablas, en una palabra se “rindió” al poderío del torero. Terminó la faena con ceñidas bernardinas . Después de un pinchazo y una estocada cortó una oreja.
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