La ausencia de calor y levante que ha caracterizado al mes de julio va a propiciar que la vendimia recupere de algún modo su fecha tradicional, estimándose que las labores en el campo podrán generalizarse a finales de agosto o principios de septiembre.
Las fuertes temperaturas que se están registrando estos últimos días y la presencia del viento de levante son factores que juegan a favor de la maduración de la uva. Sin embargo, desde el sector se admite que la situación no es ni mucho menos parecida a la de veranos anteriores.
Francisco Guerrero, de Asevi-Asaja, entiende que después de que el año pasado se adelantara “mucho” la vendimia, en esta ocasión “se ha vuelto un poco a lo antiguo”, cuando “era difícil” empezar a recorger la uva “antes del 5 de septiembre”. “No creo que esta vez sea tan tarde, pero sí estamos hablando de empezar a finales de agosto o principios de septiembre”, apunta.
En las últimas salidas al campo se ha podido constatar que “alrededor del 80 por ciento de la uva está ya metida en caldo”, pero el resto “está muy verde”, dándose el caso de que en ocasiones unas y otras comparten cepas.
Justo antes de que se iniciara esta ola de calor, la media de la producción “ronda los siete grados baumé”, cuando es necesario alcanzar un mínimo de 10,5. “Vamos a ver qué ocurre ahora con estas temperaturas, pero no creo que se pueda empezar a vendimiar antes del 15 de agosto”, insiste Guerrero.
Desde Asevi-Asaja se estima que la producción podría aumentar “sobre un 10 por ciento” respecto a la campaña de 2017, que se cerró con la molturación de 75 millones de kilos de uva.
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