Andalucía más que verde

Cómo saber si un político es un auténtico ecologista

La tarea no debería ser complicada si nos fijamos bien, basta con comprobar si esas personas tienen o no una conciencia real y profunda

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En estos tiempos pareciera que todos "se han hecho ecologistas", como si el ser ecologista fuera algo en lo que pudiera convertirse uno un buen día al despertarse porque es la última tendencia que marca la moda. Pues sí, eso es precisamente lo que estamos observando en política y así nos encontramos con políticos que, incluso siendo conservadores de la línea neoliberal más dura, piden el uso de la bicicleta e inclusive se montan en una bicicleta o reclaman la plantación de más árboles en su ciudad o incluso hablan de algo que han escuchando hace poco, "economía circular", sí, eso suena muy ecologista... También estos políticos salen en los medios de comunicación y en las redes sociales diciendo cosas muy ecologistas y participando en cuestiones ecologistas, como cultivar un huerto de cincuenta metros cuadrados o incluso limpiar un barranco de latas y botellas, con fotos y vídeos incluidos. En esta misma tendencia se crean consejerías y ministerios con nombres que suenan muy ecologistas y rimbombantes, días mundiales sobre cuestiones ecologistas en los que se apagan las bombillas de algún monumento famoso durante diez minutos, etc.

A pesar de todos estos fuegos de artificio y teatrillos, aun permanecen activas las auténticas y reales personas ecologistas y algunas de ellas están participando en política, el problema es: ¿cómo diferenciarlas de esas otras "nuevas ecologistas" que últimamente están surgiendo por doquier como setas (ecológicas)? 

La tarea no debería ser complicada si nos fijamos bien, basta con comprobar si esas personas tienen o no una conciencia real y profunda, es decir, si sus actos están sustentados en sentimientos internos, si esas personas tienen una percepción especial de su entorno, si son reflexivos de forma constante respecto de lo que les rodea y si mantienen un sentido del deber para con lo demás porque tienen una visión de sí mismas, de sus actos y de las posibles consecuencias de los mismos, desde el más nimio hasta el de mayores proporciones.   

Esas personas auténticamente ecologistas también se pueden identificar porque son sufridoras permanentes, son insatisfechas crónicas, luchadoras en el desaliento, buscadoras de Belleza, personas que encuentran esperanza en la desesperanza, personas que viven emocionadas y que son emocionales, personas que prosperan con más corazón que cabeza, con más pasión que estrategias.

No es siempre bueno acercarte a un verdadero ecologista si quieres estar tranquilo porque siempre tratará de hacerte reflexionar, te descubrirá una mejor manera de coexistir con tu entorno y con los demás, te exigirá que seas autocrítico y te obligará a plantearte cosas tan elevadas como tu estilo de vida; en fin, una verdadera tortura social ser amigo de alguien verdaderamente ecologista y más si además es política.

Diríase que los verdaderos ecologistas son practicantes de unas creencias cuasi religiosas, mantienen una filosofía de vida con férreas limitaciones que en ocasiones los hace difíciles de tratar o de entender en este mundo de continuo disfrute. Un verdadero ecologista es una persona sobria, austera, frugal, sencilla, natural... por eso su actitud es sincera, no tiene dobles lecturas, subterfugios, no es manipulador (quizá por eso no les va del todo bien en política)

También puedes conocer a un verdadero ecologista, aunque sea político, porque son personas que cuando miran no se limitan a ver algo sino que lo contemplan, ese algo les habla y les penetra, conectan e incluso son capaces de amar a lo que miran, sea animal, vegetal o mineral y a veces hasta a las mismas personas; son personas que se enamoran de todo y de todos con facilidad porque tienen los sentimientos a flor de piel.

Estos verdaderos ecologistas tienen opiniones no porque las hayan leído en un libro o en un ensayo de Marx, Smith, Milton Friedman, Keynes o cualquier otro que haya montado una teoría, sino que ellos se basan en datos científicos empíricamente demostrados sobre biología, geografía, climatología, ecología y el resto de ciencias naturales, las cuales ya proporcionan teorías de cooperación entre los individuos de la misma especie y mutualismo entre especies, por poner un ejemplo, sin necesidad de que ningún economista o politólogo tenga que desarrollar una presunción al respecto.

Bueno, espero haberos ayudado a diferenciar a los políticos que en momento dado pudieran pareceros ecologistas de los verdaderos ecologistas; andad con cuidado y fijaros bien... Ah, una última pista, los verdaderos ecologistas - si te concentras en ellos - podrás comprobar que brillan, tienen un resplandor especial, de color verde, verde esperanza.

David Sánchez Chaves

Coportavoz de EQUO Granada

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