Una vez más ha resurgido en la ciudad la discusión sobre el Metro. Un metro que según el imaginario popular, o al menos según la mayoría de la opinión publicada, debe ser subterráneo en su totalidad. Esta vez la discusión ha surgido por la difusión de un estudio del conocido arquitecto sevillano Antonio Barrionuevo que propone cambiar la idea de un Metro subterráneo por un tranvía en superficie. Rápidamente han surgido reacciones en contra con la base común de que, después de tantos años, Sevilla se merece un Metro subterráneo y no se debe aceptar otra solución. Y menos un tranvía, que es de ciudades de menor categoría. Ecologistas en Acción lleva muchos años participando en este debate.
Quizá en el contexto de esta “nueva-vieja” discusión merezca la pena volver a expresar nuestra opinión. Lo primero que consideramos es que hay que abandonar el mito del Metro como solución única, milagrosa y merecida a los problemas de movilidad de la ciudad. Sevilla no merece un Metro. Sevilla necesita una red de transporte público, metropolitana, conectada, que garantice tiempos de tránsito, que evite las colas en el abordaje, que sea sostenible económicamente, que tenga un coste por billete para el usuario acorde al poder adquisitivo de la ciudad, y que se implemente en un plazo corto.
O dicho sin tantos tecnicismos, una persona residente en Pino Montano necesita un medio de transporte que llegue en entorno de media hora al Prado de San Sebastián, donde quizá enlace con otro para llegar al Aljarafe u otro destino del área metropolitana, que sepa a qué hora va a pasar por una parada a menos de 200 metros de su casa, que no tenga que hacer una cola para entrar, que el billete cueste en torno a un euro (dependiendo de destino final), y que no tenga que pagar un coste en la sombra vía impuestos porque este billete está subvencionado por la administración. Y lo necesita ya. Y probablemente a esa persona le dé un poco igual si es un metro, tranvía o autobús.
Esto no será el bálsamo de Fierabrás para la movilidad y la accesibilidad en la ciudad, como no lo sería el metro subterráneo. Serán también necesarias políticas urbanísticas que no continúen promoviendo la deslocalización del sector comercial a la periferia, políticas de fomento de la bicicleta y los desplazamientos peatonales y de limitación del uso del coche. Pero en esta suma de factores, tener un medio de transporte público eficiente es imprescindible. Y el Metro está demostrando año a año, década a década, que no es la solución. Básicamente porque no se construye. Y no se construyen más líneas porque es una infraestructura ruinosa. La líinea 1 del Metro (la única en funcionamiento) ronda los 16 millones de pasajeros al año.
Teniendo en cuenta el dinero invertido para construirlo (700 M€), esto significa un ratio de 60 pasajeros al día por millón de euros invertido. Para que una inversión de este tipo sea considerada aceptable, los expertos señalan que se debe alcanzar un ratio de 150 pasajeros al día por millón de euros invertidos. Además, la Junta de Andalucía dedica anualmente para los gastos de operación en torno a 55 M€ . Es decir, por cada 1€ que pagamos por el billete, la Junta subvenciona 3,5 €. Como se puede ver, la líinea 1 del metro de Sevilla está muy lejos de ese umbral de eficiencia que deben tener estas infraestructuras.
Todas las administraciones que tendrían que apoyar financieramente la ampliación del actual Metro conocen esta información, y por ello no muestran ningún interés en abordar la construcción de nuevas líneas. E independientemente del color político, el entusiasmo por el Metro decae rápidamente cuanto más lejos está la administración en cuestión de la realidad política y periodística local. Puede que la alcaldía de Sevilla, Zoido, Espadas o el que venga, no se atrevan a plantear un debate claro y honesto sobre este tema y sigan argumentando que solo aceptan un Metro subterráneo. Pero a quien gobierne en la Junta de Andalucía o en el Gobierno central le basta con dar respuestas tibias, y dejar pasar el tiempo.
Y así llevamos 30 años, mereciéndonos un Metro, pero sin la red de transporte público que necesitamos. Y con los mismos mimbres hemos perdido una legislatura más. Desde Ecologistas en Acción entendemos que una red metropolitana, la mayor parte en superficie en plataforma reservada y segregada sería una solución mucho más barata y que podría estar en funcionamiento en un periodo de tiempo muy corto. Estamos hablando en algunos tramos de soluciones tranviarias, pero en su mayor parte de líneas de autobús de alta capacidad (líneas BTR). En este sentido aplaudimos la propuesta de Antonio Barrionuevo, no porque la apoyemos en su totalidad, sino porque entendemos que puede ser una espada que ayude a romper el nudo gordiano de la movilidad metropolitana en Sevilla. Aunque cambiar la opinión pública y publicada de la ciudad no va a ser tarea fácil. Abandonar los mitos nunca lo ha sido.
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