Sindéresis

En San Fernando hay ratas

Es una ciudad en la que el gobierno lleva tres años cacareando un manifiesto superávit.

Publicado: 29/07/2018 ·
19:04
· Actualizado: 29/07/2018 · 19:04
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

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Yo nací en Cádiz y llevo en esta ciudad desde los ocho años, en una zona que estaba colindante con lo que se conocía como La huerta del contrabandista. Estudié en el colegio Buen Pastor, en Gallineras, y luego en el Instituto Bahía. Yo vivía en una zona semi agreste. Esto lo saben los que son tan viejos o más que yo. Cuando era pequeño nos poníamos las botas de agua e íbamos a coger ranas al lado de casa. Al lado. El aparcamiento estaba tan vacío que nos dejaban la mitad para jugar al fútbol. En el descampado junto a ese aparcamiento había gente que hacía motocross. Cuando yo era pequeño había perros callejeros que se reunían en manadas y, si te cruzabas con una de esas manadas, que iban en fila india como los lobos, por cierto, era mejor que te quitases de en medio rápido. Cuando yo era pequeño podías sacar la basura a cualquier hora, no había multas por no recoger la caca del perro y podías lavar el coche en la calle. Ni siquiera había todavía aros de metal en las palmeras. Y con todo y con eso, no había ratas como las hay ahora. Existía mucha más fauna local, eso sí. A veces asomaba una serpientilla por las alcantarillas, te encontrabas un erizo de tierra o incluso un camaleón. Y gatos. Es lo que sucede con los hábitats equilibrados, ya sean urbanos (los menos) o naturales (la inmensa mayoría del planeta), que, si no hay un evento natural o si no es por la acción del hombre, se mantiene el equilibrio. Estas cosas se estudian; hay gente que es experta en ello.

Treinta y cuatro años después de esta llegada mía a San Fernando que estoy contando, con bloques de pisos y suelo asfaltado por todas partes, con horarios estrictos de recogida de basura, puntos limpios, gente con la bolsita de caca para el perro, anillos en las palmeras y un par de concejalías que deberían tener este asunto como objetivo, tenemos ratas campando por sus respetos en los jardines públicos y colándose en las casas. Y un magnífico programa de castración, vacunación y alimentación de gatos con pienso seco. Y contratas que de vez en cuando van y meten veneno por el suelo o las alcantarillas para matar a las ratas y a las cucarachas. Mosquitos que se nos comen vivos en nuestros propios jardines, en los jardines en los que yo jugaba y me revolcaba en verano hasta bastante después de que fuera de noche, y lo más que te pasaba es volver con la piel irritada por el gramón.  Si yo fuera el responsable de alguna concejalía de estas que deben mirar, como mínimo, porque no tengamos ratas colándose en nuestras casas, habría dimitido hace tiempo lleno de vergüenza, porque si hay algo en lo que puede constatarse el fracaso del gobierno de una ciudad es en que retrocedamos, no digo económicamente, sino en nuestro grado de civilización. Dejadme que lo exprese de nuevo con total claridad: San Fernando es una ciudad donde las ratas se cuelan en las casas de las personas. Eso es peor que decir que San Fernando es una ciudad donde pueden verse manadas de perros callejeros y, sin duda, no tiene ni comparación con decir que San Fernando es una ciudad sucia o una ciudad donde algunas personas perciben que hay demasiados gatos.

 A nivel de salubridad pública, San Fernando es un fracaso como proyecto, y no tiene nada que ver con un temporal, un desastre ecológico o una debacle financiera. Es una ciudad en la que el gobierno lleva tres años cacareando un manifiesto superávit. No os falta dinero, lo que os falta es formación, talento y compromiso. No tenéis ni puta la idea de lo que hacéis.  Si yo formase parte del equipo de gobierno y en mi ciudad hubiese ratas colándose en las casas de las personas, sería una prioridad en mi agenda entender cómo funciona un ecosistema urbano y poner remedio a este desastre. La primera vez que salga en las noticias la cara mordida por las ratas de un bebé, todos lloraremos, pero algunas lágrimas serán de cocodrilo, porque esto se está viendo venir. Qué vergüenza, joder.

 

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