Greenpeace ha vuelto a situar a Málaga como ejemplo de cómo no deben hacerse las cosas en tres aspectos del cuidado del medio ambiente y la naturaleza. En su informe A toda Costa 2018, sobre las costas españolas en cifras, de nuevo destapa la carencias en este caso en cuanto a conservación del litoral se refiere, sobre la pérdida de hábitats para especies amenazadas y en la supresión de hectáreas de cultivo y pastizales.
En el apartado de deterioro de los espacios litorales, señala en su clasificación de Los municipios del desastre a Marbella, con el 90% de su costa urbanizada en los primeros 500 metros, superada por Finestrat en Alicante con el 100%, dos situaciones que propone como ejemplarizantes de “los tristes protagonistas de un desastre ambiental”.
Greenpeace llama la atención un año más en el hecho de que el 36,5% de la línea de playa de España está urbanizada, más de un tercio de los ecosistemas colindantes han sido destruidos por la acción humana. En este contexto, un 26,2% la costa de Málaga está degradada debido principalmente a la construcción (22,5%), que ha añadido 6.255 nuevas hectáreas de cemento y hormigón desde 1987, aunque también por los grandes incendios forestales (3,7%). Junto con Barcelona y Alicante, conforman el Top 3 de la artificialización costera, especialmente sobre la playa, que se encuentra cementada en el 83,6% de su línea interna.
Además el conjunto de los bienes y servicios ambientales “ha empeorado muchísimo” y lo más “alarmante” es el “tremendo incremento del riesgo de erosión debido principalmente a los incendios que han tenido lugar, que han devorado también una buena parte de los hábitats naturales”. Pero también, “la pérdida de capacidad de autoabastecimiento local, que junto con la intensificación agrícola constituye una pérdida de servicios actual y futura debido al aumento de la presión sobre el agua y el suelo”.
Desde Greenpeace se insiste en que también tiene lugar “una pérdida muy importante de áreas naturales capaces de generar lluvias y determinantes para la conservación de especies”. La vegetación de los ríos “también se reduce, principalmente en las zonas de mayor pendiente y más susceptibles”, pero no sólo eso, porque las playas también se deterioran, a pesar de que la línea de playa” está ya saturada”, con un 83,6% de su línea saturada de cemento, la atracción de la línea litoral por la urbanización es probablemente la más intensa de España.
Por último, la posibilidad de disfrute humano del paisaje también se deteriora debido principalmente a la urbanización.
Además, la asociación conservacionista en su apartado sobre La Naturaleza perdida pone de manifiesto que si Andalucía en el contexto del conjunto de la nación, es la comunidad que más hábitats para especies amenazadas pierde, con un 6,9%, dentro de ella es Málaga es la peor parada, con una reducción de un 14,2%.
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