Desde 1370 ya hay constancia de que los devotos de Santa Ana se reunían cada año para velarla en la víspera de su festividad -26 de julio-. Una historia que supera los 8 siglos de vida y que ha llegado hasta nuestros días con esta fiesta tan popular denominada como la Velá de Santiago y Santa Ana.
Habría que remontarse a la era del rey Alfonso X el Sabio (1252-1284) para comenzar a comprender el porqué de esta antigua celebración. El hijo del rey San Fernando, heredero de la corona, según consta en una vieja inscripción que cuelga de los muros de la iglesia, enfermó gravemente de los ojos hasta tal punto que uno de ellos, el derecho, se le salió de la cuenca, por lo que, desesperado, pidió auxilio en los remedios divinos.
Según la tradición, se encomendó a Santa Ana, madre de la Virgen, pero según consta en la inscripción que cuelga de los muros de la propia iglesia trianera, se encomendó a Santa María prometiendo a la Virgen Santísima hacer aquí una iglesia en honor de su Madre, Santa Ana, si sanaba.
No pasó más de una hora cuando el ojo del monarca retornó a su cuenca, según narra la leyenda. Motivado por cumplir su promesa realizada éste ordena en 1266 a erigir un grandioso templo de tres elegantes naves sostenidas por columnas de estilo románico mudéjar. La primera iglesia de nueva planta de la ciudad y que a pesar de que los lugareños querían que este templo se denominara como el de Santa María, pero por voluntad del rey Alfonso X se le llamó Señora Santa Ana en honor al “milagro” concebido.
Rápidamente, la Parroquia de Santa Ana se convirtió en un centro de peregrinación y cada 25 de julio, coincidiendo con la festividad de Santiago, los devotos se reunían alrededor del templo para velarla a la que hoy es cariñosamente conocida como “la Abuela” de Triana.
Sería a inicios del pasado siglo XX cuando la Velá mira hacia el río Guadalquivir. De allí surgieron tradiciones que hoy se mantienen como el juego de la cucaña (1910) o los juegos deportivos y, a posteriori, para engrandecer la celebración, comienzan a montarse las primeras casetas abiertas a todos los públicos.
La fiesta más antigua de Sevilla
No hay otra celebración con tanta antigüedad adquirida. Ni la Semana Santa, que surge en 1448, ni el Corpus Christi, de la que no hay noticias hasta finales del siglo XV. Y ni mucho menos la Feria de Abril, que nace en 1846. La Velá de los trianeros es la fiesta más antigua de Sevilla.
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