Espadas ha negado cualquier intención de sustituir la línea 3 del Metro por un tranvía mucho más barato como el que ha propuesto el arquitecto Antonio Barrionuevo y que ha sido interpretado por la oposición y las asociaciones de vecinos como una especie de globo sonda para actuar en función del grado de reacción política y popular a este proyecto alternativo. Si el temor a la sustitución del Metro por un tranvía ha calado en la opinión pública es por la constatación desde hace nueve años de la paralización de la ampliación de la red, pese a que los proyectos de las restantes líneas están redactados y a que en las otras ciudades españolas con Metropolitano la crisis económica no ha frenado la ampliación de los suyos e incluso se han complementado, que no sustituido, con obras de nuevos o antiguos tranvías.
Asimismo, los sevillanos han visto cómo las Administraciones responsables de financiar las nuevas líneas llevan casi un decenio mareando la perdiz sobre cuál de ellas ha de ser la primera en plasmarlo en sus Presupuestos, con lo que al final todas han tenido la coartada perfecta para no hacer nada. Hace meses que Espadas acordó con el Ministerio y la Consejería de Fomento la creación de una comisión técnica para abordar al menos el primer tramo de la línea 3, sin que se sepa todavía nada al respecto, por lo que a estas alturas es lógico que se extienda el escepticismo sobre el Metro en Sevilla.
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