La Tribuna de Nertis

Del futuro incierto

La vida, a veces, nos sorprende con circunstancias inesperadas capaces, sin embargo, de cambiar el rumbo de todo un país...

Publicado: 17/07/2018 ·
21:23
· Actualizado: 17/07/2018 · 21:23
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La sociedad, la política o la justicia desde el punto de vista de los miembros del despacho Nertis Legal

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La vida, a veces, nos sorprende con circunstancias inesperadas capaces, sin embargo, de cambiar el rumbo de todo un país. Un desdichado comentario, deslizado “obiter dicta” en una sentencia, conteniendo una sospecha sin trascendencia jurídica acerca de la actuación del presidente del gobierno, ha motivado que, con una utilización mediática adecuada y un cambalache de fuerzas antinómicas, de un día para otro, un partido que no ganó elección alguna se vea aupado al poder. Cierto que pagando unas facturas, fracturas las más de las veces, que nos van a doler la cabeza a ese magma de españoles que, en la mitad del ranking de la economía, haremos frente al dispendio económico que, entre otras cosas, se está produciendo sin desmayo. 

El partido político defenestrado por la improvisada moción de censura se ve ahora debatiendo su futuro en medio de una fuerte controversia, que desvanece muchas esperanzas de su imprescindible reinvento. 

Es claro que en las democracias occidentales, al igual que en la política americana, el bipartidismo ha sido el mantenedor del equilibrio de fuerzas que, merced a la alternancia, han garantizado una progresión de la política como medio de lograr el bienestar de la ciudadanía. 

Poco a poco, mientras los grandes partidos miraban en exclusiva sus egoístas intereses partidarios, se han ido introduciendo en la vida política, y en la decisión parlamentaria, grupúsculos cuya presencia en nuestra vida era impensable hasta hace poco. Me resulta incomprensible que los asalariados del pérfido régimen bolivariano puedan dirigir mi vida. Y nada digamos de los representantes batasunos, cuando, se diga lo que se diga, ETA no ha muerto mientras alguien participe de su idea asesina y exista un solo zulo en Vascongadas. Los nacionalismos exacerbados son verdaderos artistas en poner la caña de pescar en la seguridad de sacar siempre réditos que me resisto a comentar. 

En fin, estoy convencido de la necesidad del fortalecimiento de los dos grandes partidos hegemónicos. Un Partido Socialista, que está demostrando a las claras su falta de rigor y patriotismo, y un Partido Popular, que ahora mismo se debate en una trifulca personal, que no augura precisamente un futuro esperanzador, cualquiera sea el resultado de sus primarias. 

Y sin embargo, estoy convencido de que es ello imprescindible. Pero sería absolutamente necesario que, en la situación española actual, acaso la más delicada de su etapa contemporánea, los políticos abandonaran su afán de poder excluyente, utilizando sus puestos como medio de vida y aseguramiento de un futuro tranquilo, empuñando el mismo timón y en la misma singladura,  pues de otra forma la estabilidad de España irá a la deriva. Acaso les falte algo imprescindible, esencial: amor a España. Y esa es la cuestión.  

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