Matrícula de deshonor

El fútbol, sentimiento colectivo

Es un sentimiento de pertenencia en el que, aunque seas oriundo de cualquier parte de España, te sientes vinculado a un todo

Publicado: 02/07/2018 ·
11:23
· Actualizado: 02/07/2018 · 11:23
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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Pocos sentimientos colectivos son tan multitudinarios como los que se crean en el fútbol. Es un sentimiento de pertenencia en el que, aunque seas oriundo de cualquier parte de España, te sientes vinculado a un todo, a excepción de los de siempre, que alguien tiene que dar el cante. Ante un mundial de fútbol desaparecen las ideologías políticas o religiosas, sólo existe un objetivo, marcar goles y ganar el partido, creándose ese sentimiento efímero de triunfo que nos hace olvidar las vicisitudes de la propia vida, centrando nuestra atención en la pequeña pantalla, sin que ningún otro asunto importe.

Este deporte va mucho más allá del simple juego, nos cambia, nos moldea a su antojo y es capaz de sacar lo mejor y peor de cada uno de nosotros, condicionando nuestras emociones, dependiendo de los resultados. Ante esta premisa, la selección española se ha convertido en la actualidad en un instrumento de cohesión con y para fomentar el sentimiento patriótico. Genera tal pasión que las banderas tan criticadas en cualquier otros terrenos son izadas por doquier sin que existan quejas algunas sobre ello.

Pero no sólo de emociones y sentimientos vive el hombre, nuestro deporte estrella tiene también un valor añadido para los miles de hosteleros, que hacen el ‘mundial’ sin ser agosto llenando sus locales, aunque no esté presente Fátima Báñez. Humor aparte, en dichos espacios gritamos, lloramos, reímos o nos enfadamos, al son que marca el dinámico esférico que recorre el terreno, moldeando a su antojo los distintos cambios emocionales de todos los seguidores a merced de cambiantes resultados que nos desbordan y nos crean tensión sin ningún tipo de pudor. En este juego deportivo se pierden modales, se olvidan las formas y casi todo está permitido.

Yo no soy mucho de fútbol, pero un partido de la selección española atrae al más pintado, y allí estaba yo, ayer por la tarde, reunido con amigos/as para desvivirme por ‘La Roja’, soltando barbaridades y soportando los efusivos sobresaltos de quienes me acompañaban. Por cierto, ayer perdimos contra Rusia, diez minutos de duelo y a seguir con nuestra vida.

 

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