Eutopía

Mientras vamos marchando

¿Manada? Cualquier ejemplo del reino animal tiene más humanidad que esta ‘piara’ de depravados

Publicado: 02/07/2018 ·
11:22
· Actualizado: 02/07/2018 · 11:22
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Autor

Belén Ríos Vizcaíno

Belén Ríos es trabajadora Social. Profesora de la Universidad de Huelva.

Eutopía

Activista Feminista. Compañera partícipe de la Defensa de los Derechos Humanos y Movimientos LGTBIQ

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¿Manada? Cualquier ejemplo del reino animal tiene más humanidad que esta ‘piara’ de depravados. Dejar salir a la calle, es decir, en libertad, a estos sarpullidos de vileza y barbarie está provocando una reacción bicéfala. Por un lado, que la ciudadanía pierda la consideración a uno de los tres poderes del Estado de España, El poder judicial se pone en cuestión, se desacredita, convirtiéndose en la mofa de su “antónimo”. Por otro, se genera una alarma social, que provoca que perdamos la seguridad y la percepción de protección en los sistemas e instituciones. Ante este suceso, me reconforta tener presente a referentes de lucha para edificar una sociedad equitativa. ¿Un ejemplo? La revolucionaria francesa Jeanne Philipon, conocida como Madame Roland. Por defender los valores humanos, sociales y políticos fue encarcelada y guillotinada en 1793. Antes de morir dijo toda una verdad que podríamos aplicar a lo que estamos viviendo: “¡Libertad, libertad! ¡Cuántos crímenes se cometen en tu nombre!” Y es que, aunque existen seres que sólo saben generar sufrimiento, por suerte para esta humanidad, existen más que lo confrontan y que ante la adversidad optan por sembrar, reconstruir y promover una convivencia basada en el respeto. ¿Otro ejemplo? Nueva York, 8 de marzo de 1908. Cuentan que ese día más de quince mil mujeres de Lawrence-Massachusetts, que pertenecían al mundo obrero textil, se aunaron para caminar juntas con el propósito firme de reivindicar los derechos de ciudadanía, la inserción sociolaboral, la remuneración económica del trabajo en condiciones dignas y equitativas, la abolición del trabajo infantil y el sufragio universal, que hasta el momento sólo era un privilegio de “unos cuantos” (el masculino es intencional). La respuesta no tardó en llegar. La irracionalidad brutal de quienes no respetan, no comprenden ni asimilan la igualdad se tradujo en aniquilar la rebeldía a cualquier precio. Un grupo de jóvenes obreras fueron encerradas y quemadas en la fábrica por reivindicar un mundo donde los roles y el género no se tradujeran en binomios dispares…’sujeto-objeto’, ‘verdugo-víctima’, ‘señor-esclava’, ‘dominante-dominada’, ‘indocilidad-sumisión’, ‘ordenar-obedecer’… Han pasado 110 años desde ese acontecimiento, pero aún es de total actualidad el slogan de la pancarta que portaba este importante movimiento huelguista femenino: “Queremos pan y también queremos rosas”. Pan, símbolo y fruto del esfuerzo y de la compensación equilibrada por la jornada laboral. Rosa, que muestran la vitalidad, la belleza, la fortaleza… Su ejemplo, su militancia, continúan enseñándonos a mujeres y a hombres, sin distinción. Ese ‘ayer’ nos debe guiar el ‘hoy’ y el ‘mañana’, sólo hace falta que leamos bien los ‘signos’ y se haga efectiva y real la tan deseada y proclamada igualdad en todos los rincones del planeta. Ellas iniciaron un camino angosto y lleno de dificultades que a nosotras/os nos compromete a continuar para ser reflejo de un nuevo paradigma para las futuras generaciones. El lema ‘Pan y Rosas’ inspiró al escritor y sindicalista James Oppenheim: “Mientras vamos marchando, innumerables mujeres muertas van gritando a través de nuestro canto. A medida que vamos marchando, traemos con nosotras días mejores”. Por eso, recordemos que el levantamiento de las mujeres significa el levantamiento del humanismo.

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