Recuperar las pasarelas de las playas perdidas por el temporal, subir al faro de Tarifa o pasear por el Caminito del Rey tienen un denominador común: un pequeña empresa de la localidad sevillana de Coripe, donde se elabora la madera para dotar de pasarelas a media España.
Es una actividad que el empresario Pedro Jiménez lleva desarrollando desde hace más de 20 años, y que explica a todo aquel que le visita en sus instalaciones de 'Maderas Iripo' en esta pequeña localidad en el límite de la provincia sevillana con la de Cádiz.
De hecho, llegar a su empresa, situada en la zona alta de la localidad, es tan fácil como preguntar a cualquier vecino por "Pedro el de las maderas", y cualquiera de las 1.300 personas que viven en este pueblo rápidamente puede explicar cómo llegar.
El olor a madera al acercarse ya indica que se ha llegado a un lugar donde, según Jiménez, se fabrican "las pasarelas para media España, con clientes que hace años que reclaman mi trabajo y el de mi gente", con un dato que pone sobre la mesa rápidamente: "fuimos la primera empresa que llevó madera tratada al Parque Nacional de Doñana para instalar pasarelas", que durante el paso de los años ha ido renovando.
También muestra las maderas preparadas para ir renovando las que forman el Caminito del Rey, el paso construido con material hecho en Coripe en las paredes del desfiladero de los Gaitanes, entre los términos municipales de Ardales, Álora y Antequera, en Málaga.
Esta empresa está de actualidad en estos días, aunque la gente no lo sepa, porque de sus máquinas de tratado han salido los materiales necesarios para construir las pasarelas que se han enviado a todas las playas del litoral andaluz que las han perdido en los últimos meses por culpa del temporal del pasado invierno.
Pedro Jiménez recorre la fábrica explicando que "esta va a Matalascañas, y esta a Lepe, y ayer mismo dejamos un pedido en el puerto de El Terrón para que, desde allí, las lleven a las playas".
A sus 71 años, revisa todo el material que su empresa recibe, desde que llega el camión con la madera hasta que sale ya transformada con los materiales necesarios para que las inclemencias del tiempo no puedan con ella.
La base de todo es "la calidad de la materia prima", con distintos puntos a los que compra la madera, que llega a Coripe desde Cuenca y Ávila, aunque también recibe una parte desde Suecia.
En la empresas le realizan "un tratamiento que cumple con todas las normas medioambientales", con el fin de que su base resista la lluvia, temporales, batidas del mar o humedades".
Sólo un temporal como el del pasado invierno puede arrancarlas de su base y hacer que se pierdan, por lo que el trabajo en Coripe ha sido intenso desde que recibieron el encargo de la empresa Tragsa para, por orden del Ministerio de Fomento, llevar a cabo la substitución de todas las pasarelas perdidas en el litoral.
"Gracias a estas a estas pasarelas, muchas personas con movilidad reducida llegan a la playa", explica orgulloso, mientras muestra trozos de madera que, aparentemente, tienen la "dureza" del acero, conocidos como "madera de elondo" o "tali", que "aguanta todo lo que le echen".
Pedro hace historia, y no sólo se detiene en su actual día a día, sino que recuerda que tiene restos de un puente construido en la playa de la Herradura, con madera de Guinea cuando aún era colonia española: "Ha aguantado casi un siglo y ahí sigue, porque la calidad se nota", dice.
De ahí, a la actualidad. Miles de personas pisarán este verano en decenas de playas las pasarelas que salen de Coripe, y, para Pedro, por encima de los resultados económicos, parece que hay pocas recompensas como saber que su trabajo ayuda incluso a desconectar de la rutina diaria en cualquier playa del litoral andaluz.
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