Si Dios bebiera cerveza, probablemente elegiría la que dos emprendedores sevillanos van a empezar a fabricar en una vieja ermita a las afueras de Cazalla de la Sierra (Sevilla), una vez acometan su rehabilitación y adaptación de iglesia a planta industrial. Un ambicioso proyecto en el que llevan años trabajando y que les requerirá una potente inversión.
Hasta entonces, Pergara y Sopisanga, que así se llaman sus dos tipos de cerveza artesanal, que elaborarán con agua de manantial de la localidad, se siguen fabricando y comercializando desde Sevilla, donde ya están presentes en más de 70 puntos de venta. El proyecto nació en 2015, cuando sus dos socios decidieron emprender en un sector por entonces en plena explosión (su actividad crece un 300 por ciento anual) “aunque con poca profesionalización, con empresas que surgían y morían”, analiza hoy uno de los impulsores de Pergara y Sopisanga, Javier Baquero, cuya familia es del municipio de la Sierra Norte.
Nombres extraños que, sin embargo, son sobradamente conocidos en su cuna, Cazalla, donde se usan coloquialmente como expresiones para referirse a “una chica que está todo el día en la calle, con ganas de pasarlo bien, por supuesto en el buen sentido (Pergara), y Sopisanga, que es el típico niño pesado que está siempre dando la tabarra”, explican sus socios.
Hace meses pusieron sus ojos en la Ermita de San Sebastián, del siglo XVII, ubicada a las afueras del pueblo, en pleno Parque Natural de la Sierra Norte y junto a una ruta del Camino de Santiago, abandonada y usada hasta ahora como almacén del área de Urbanismo del consistorio.
Decidieron reunirse precisamente con el gobierno local para exponerles su plan, y acertaron de pleno: la idea de convertir el templo en una pequeña fábrica de cerveza artesana, hecha con agua del manantial que tiene muy cerca, elaborada en un proceso sostenible y que incluso prevé la construcción de huertos sociales junto a la ermita fascinó a la corporación.
Desde entonces, más de dos años de trámites para lograr los permisos y también ayudas para acometer el proyecto (que ha desarrollado el prestigioso equipo de arquitectos de Bakpak) a través de fondos europeos.
La previsión es empezar la obra en la ermita a principios de otoño y convertirla, más que en una simple fábrica, en el eje de un pequeño complejo que acogerá visitas temáticas con su cerveza como reclamo y que servirá de gancho turístico para la comarca. De hecho, una de las ideas en la que trabajan los impulsores de Pergara es la de celebrar un Oktoberfest anual en las futuras instalaciones.
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