Es curioso cómo los onubenses nos enfadamos ante situaciones absurdas que se originan por errores, confusiones o simple desfachatez. Algunas de esas situaciones que nos hacen hervir la poca sangre que tenemos los ‘huervanos’ es consecuencia de las informaciones geográficas en las que la provincia de Huelva pierde uno de sus pueblos en alguna titulación en prensa, radio o televisión, que han hecho que las redes sociales generen más voltios de la cuenta y reavive ese sentimiento melodramático de Disney en el que nos sentimos como la pobre Cenicienta de Andalucía, pero sin príncipe. Lo fatídico es que dichas informaciones erróneas han ido acrecentando esa brecha de relación entre Sevilla y Huelva, pues curiosamente, siempre es Sevilla la beneficiada. En los últimos años, hemos podido leer decenas de esos supuestos errores en los que se venden a localidades onubenses como parte de la provincia de Sevilla: Almonte, El Rocío, Zalamea, Matalascañas o Mazagón, entre otros. Errores que en principio no son intencionados, más bien por simple desconocimiento, incultura geográfica o que jamás hemos logrado potenciar nuestra provincia y darle la cobertura mediática necesaria para que quede marcada y reconocida como tal. Es fácil vociferar a los cuatro vientos la rabia e indignarse ante fallos garrafales de esa índole, que lo son, pero yo sigo observando la falta de creatividad para afianzar nuestra provincia fuera de las fronteras onubenses. Nos vendemos poco y mal, y ahí radica uno de los principios básicos para evitar malos entendidos. Siempre he dicho que Huelva es de esas ciudades facilonas. Nos hemos dejado vilipendiar tantas veces, que vamos dando bandazos a merced de aprovechados, como Zoido, cuando se enorgulleció al decir que de Sevilla partieron las carabelas. Recuerdo aquel panfleto que vendían a nivel internacional a Doñana como parque natural de Sevilla. En fin, situaciones que por unos u otros motivos se nos escapan o dejamos escapar, sin darnos a respetar más allá de un breve y, a veces, absurdo mensaje en el ‘Face’, como si eso arreglara algo.
Con lo del decanato que ostenta el Recreativo se volvió a reabrir esa brecha entre ambas ciudades, pero sin que llegará la sangre al río; no recuerdo a las fuerzas políticas onubenses acallar las voces de quienes intentaban derribar los años de historia del equipo onubense. Particularmente, no suelo darle más importancia de la que tiene, pero debo reconocer que llega a cansar. Quiero recordar que hay castillos de la provincia de Huelva que siguen perteneciendo al Ayuntamiento de Sevilla, y que a pesar de la exigencia del cambio de titularidad, Almonaster y Encinasola siguen siendo gestionados por la ciudad hispalense. Hace unos días, desde Sevilla reclaman 150 hectáreas de playa en Matalascañas, en la zona de Torre la Higuera, que según exponen, formó parte de la donación que el simpático Rey Alfonso X El Sabio hizo a la ciudad de Sevilla; “y vuelta Perico al torno”. Astilleros, Descubrimiento, Decanato del fútbol Español, carretera Huelva-Cádiz, Doñana, El Rocío, castillos, playas, etc., que aisladamente puede sonar a casualidad y no tienen mayor importancia, pero que visto en conjunto, como un todo, se pueden hacer múltiples lecturas serias, que no nos dejan en buen lugar. Huelva necesita carácter, necesita quererse más y respetarse, necesita vender su tierra y dar más valor a lo poco o mucho que posee. Ayuntamiento y Diputación deberían hacer una lectura sobre ello y tomar medidas al respecto. Creo que ya es hora de invertir en ello.
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