Patio de monipodio

Adoctrinamiento

Guerra llegó al extremo de repetir, casi literalmente, pero “motu proprio”, la masoquista frase joseantoniana: “amamos a España porque no nos gusta”

Publicado: 27/05/2018 ·
21:40
· Actualizado: 27/05/2018 · 21:40
Autor

Rafael Sanmartín

Rafael Sanmartín es periodista y escritor. Estudios de periodismo, filosofía, historia y márketing. Trabajos en prensa, radio y TV

Patio de monipodio

Con su amplia experiencia como periodista, escritor y conferenciante, el autor expone sus puntos de vista de la actualidad

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El adoctrinamiento (real o ficticio) es nota diaria en el noticiario de lo catalán. “Los libros para los niños catalanes cuentan una historia a la medida del independentismo”. ¿A qué medida está hecho el lamentable discurso de Alfonso Guerra en la apertura de “Letras en Sevilla”? Según la perorata, España existe desde que los primeros griegos se fijaron en una tierra a Occidente a la que llamaron ”Iberia”. En atención a su significado etimológico, los griegos llamaron a la península “los del lado de allá”, “los de la otra orilla”. Y España vuelve a crearse, según Guerra, cuando los godos (unos invasores) conquistan la península. Una conquista que tardó casi trescientos años. Dos veces. Y tres: volvió a “crearse” con la “unión” de los reinos de Castilla y Aragón, con la boda de sus reyes, Isabel y Fernando. Tres veces. ¿Cómo puede algo nacer tres veces, y tener continuidad? Difícil ejercicio de desconocimiento histórico y desprecio a la Historia, sólo para repetir como una grabación, la versión del sistema, la historia oficialista, mantenida por sus panegíricos.

Por fortuna, Julio Anguita, tras dejar sentado su “Soy español”, también dejó claros los muchos fallos de esa versión, los errores y los horrores de una historia, repetida, sí, pero con continuidad sólo en un comportamiento que haría sentenciar al Káiser: “España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos intentando destruirse y todavía no lo ha conseguido”. Rajoy está a punto de conseguirlo, y no es metáfora. Pero el Kaiser no puede verlo y este es otro tema. Otro más. Guerra llegó al extremo de repetir, casi literalmente, pero “motu proprio”, la masoquista frase joseantoniana: “amamos a España porque no nos gusta”. Si fuera al revés tendría sentido, pues, cuando no gusta lo que se ama se tiene, al menos, intención de mejorarlo. Pero, como el fundador de Falange, Guerra se mostró convencido, no hizo ningún involuntario baile de palabras.

Si aquello es adoctrinar, esta serie destinada a convencernos de la “bondad” del centralismo ¿qué es? ¿Prepararnos para eliminar las autonomías? Y escribir en un libro de 2º de ESO “los andaluces son vagos, indolentes y no saben hablar, denunciado únicamente por el CEHA ¿es “defensa de lo español”? Quizá, si Andalucía no fuera España. Y, mientras en Sevilla llevaban a cabo este adoctrinamiento basado en falsear la historia y ocultar los grandes errores de Gobierno que ha llevado a este Estado a la insignificancia mundial, en Málaga, la otra gran ciudad de Andalucía, cargaban a niños con uniforme y escopeta y los hacían desfilar por la calle. Una y otra cosa ¿no son adoctrinar? Aquí ¿sólo adoctrinan los otros?.

Las dos ciudades más grandes de Andalucía, punta de lanza y, para eso, desunidas. A la trabajada tarea de los partidos dominantes suman la negación plena a comunicarlas. El AVE transversal comunicaría Andalucía, acercaría las ciudades y sería remate de los acuerdos de sus alcaldes, de la creación de Andalucía TECH, y se vería que el entendimiento y la cooperación son mucho más rentables que el enfrentamiento. Pero dividir es victoria del centralismo depredador, que se siente obligado a impedir que Andalucía espabile. 

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