La misa de romeros, la despedida de Jerez, el primer ángelus de camino, el embarque en Bajo de Guía y el regreso a las arenas de Doñana. La primera jornada de camino de la Hermandad del Rocío de Jerez entremezcló los nervios con las emociones propias del reencuentro con la romería.
Todo empezó a las ocho de la mañana en Santo Domingo, con la tradicional misa de romeros que en esta ocasión ofició el obispo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos. Poco después el Simpecado era entronizado en la carreta ante la fachada principal de Santo Domingo y la comitiva empezaba a transitar por la calle Porvera, en un recorrido acelerado que la llevaría posteriormente a enclaves tradicionales de despedida como Ancha, Santiago y Taxdirt.
A partir de ahí, la pesada travesía por el asfalto de la carretera del Barroso, el primer ángelus de camino y el posterior rengue en Ventosillas.
Pero sin duda alguna el embarque en Sanlúcar marca siempre el definitivo punto de inflexión del camino para los romeros jerezanos, que a partir de ahí se adentran en las arenas que les deben llevar ante la Blanca Paloma. El Simpecado de Jerez embarcó cuando apenas habían pasado diez minutos de las cinco y media de la tarde, cumpliendo con la previsión inicial.
Según la Junta de Andalucía, la comitiva de Jerez estuvo integrada en ese embarque en Sanlúcar por 2.393 personas, 24 más que el año pasado. Además, se contabilizaron 28 carretas, 285 caballos, 131 vehículos ligeros y 40 vehículos pesados.
La de Jerez fue la última hermandad en tomar tierra en la playa de Malandar. Con anterioridad lo habían hecho las de Sanlúcar de Barrameda y El Puerto de Santa María, siendo sus comitivas integradas por 3.762 y 536 romeros, respectivamente.
La jornada de este jueves será bastante más tranquila para la Hermandad de Jerez, que apenas deberá recorrer seis kilómetros. La misa de Marismillas, por la mañana, constituirá sin duda uno de los momentos más emotivos de esta segunda jornada de camino.
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