Escrito en el metro

El pulsómetro del metro

Atravesar de un extremo a otro el tren, con la debida precaución, observando a los viajeros es un buen ejercicio de por dónde camina nuestra sociedad

Publicado: 08/05/2018 ·
18:49
· Actualizado: 08/05/2018 · 18:51
  • Metro en Semana Santa. -
Autor

Salvo Tierra

Salvo Tierra es profesor de la UMA donde imparte materias referidas al Medio Ambiente y la Ordenación Territorial

Escrito en el metro

Observaciones de la vida cotidiana en el metro, con la Naturaleza como referencia y su traslación a política, sociedad y economía

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Día a día el metro se socializa. Los trenes aparecen cada vez más atestados de viajeros desde las primeras estaciones. Las carreras se prodigan por las escaleras mecánicas para evitar perder el inmediato viaje. Mujeres, hombres, mayores y jóvenes constituyen un público tan diverso como ilusionante, una buena muestra de nuestra pluralidad social. El sueño del año 2000 empieza a vislumbrarse como una realidad, tan necesaria entonces como hoy demuestra su utilidad. Esto es una bendición, comentan con alegría dos señoras, es limpio, rápido y puntual. Otra les responde que es inexplicable cómo hay quien todavía se niegaa que llegue hasta sus barrios.

Atravesar de un extremo a otro el tren, con la debida precaución, observando a los viajeros es un buen ejercicio de por dónde camina nuestra sociedad. Abundan los que se sumergen en sus móviles, jugando o guasapeando, o incluso los que leen el último libro de Miguel Ruiz Montañez, gerente de la competencia pero al que es justo reconocerle que fue uno de los pilares importantes en la apuesta por el metro. Prestar oído a algunas de las conversaciones es enriquecedor. Un grupo de universitarios hablan de la burbuja del alquiler en Teatinos y como se han trasladado hacia el centro aprovechando las cercanías a las estaciones del metro. Uno de ellos hace las cuentas y se ahorra un par de cientos de euros al mes. Los mayores indignados siguen imbuidos en el ridículo incremento de sus pensiones, pero sobre todo por las falsarias declaraciones del Gobierno. No faltan tertulias sobre lo que acaece en Sálvame o como el Jeque ha ganado 150 millones con el negocio del Málaga, aventurando un negro futuro para el club, a lo que alguien apostilla que además le han regalado nada menos que Arraijanal.

Este metro es aún pequeño, es joven, pero empieza a tener esa personalidad de los grandes metros que han sido los grandes centros de referencia social, desde los que se forjaron los grandes cambios del siglo XX. Por tener ha tenido ya hasta sus primeras huelgas de trabajadores, que son como esas pruebas de esfuerzo para medir como anda nuestro sistema circulatorio. Las pruebas fueron tan incómodas como satisfactorias para empezar a reconocer la importancia del trabajo de esos argonautas de la oscuridad y de sus justas reivindicaciones. Ocho horas navegando entre tinieblas bien deben ser reconocidas de manera justa.

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