Según diversas definiciones, la ecología estudia la interacción entre los factores abióticos y bióticos, en el marco de una relación global y equilibrada. Todo formaría parte de una misma unidaddentro de un sistema auto regulado. La actividad humana, sin embargo, ha roto dichaunidad, alcanzando niveles alarmantes en la industrialización y la modernidad. Así lo atestigua la crisis medioambiental y climática de hoy. No es casualidad, por consiguiente, que el movimiento ecologista reivindique el valor de la ecología y la justicia social frente un modelo capitalista depredador.
El impacto del hombre sobre la naturaleza -Antropoceno-, sobre todo en los últimos 200 años, remueve las premisas que sustentan el sistema de auto regulación del planeta; cielo, agua, tierra, flora y fauna. Y con ello, altera el sustrato vegetal y animal de donde provienen nuestros alimentos -carbón, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno- lo que termina impactando, además, ennuestro patrimonio genético.
La epigenética nos dice que el ADN de los seres humanos -genoma- se vemodificado por alteraciones en su dieta, entendida ésta como la suma de un estilo de vida en el cual los alimentos ocupan un lugar relevante. Para los habitantes delsur de Europa, ello se traduciría en la pérdida sigilosa de la Dieta Mediterránea, cuya historia se remonta a más de 8.000 años de antigüedad.
Hoy tenemos una alimentación artificial, plagada de elementos extraños y ajenos a nuestro acervo enzimático, muy uniforme, con déficits en minerales, vitaminas y fitonutrientes, exceso de azúcares y aceites saturados. Además, el trabajo se realiza en horarios incompatibles con el biorritmo -circadianos estacionales- y en condiciones estresantes, sin poder controlar sus resultados.
Investigaciones recientes demuestran que el factor más dinámico que modificanuestra expresión génica –epigenética- lo constituiría lamicroflora intestinal -microbiótica-, donde miles de microorganismos trabajan en sinergia y simbiosis con nuestro cuerpo. Separada de la Dieta Mediterránea, la flora intestinal se ha alterado y empobrecido, generando desajustes e inadaptaciones que podrían explicar gran parte de las enfermedades contemporáneas, trasmisibles a las nuevas generaciones. Es el caso de la obesidad, la diabetes tipo 2 e infecciones, problemas cardiovasculares, inflamaciones, etc.
De este modo, la defensa de una versión actualizada de la Dieta Mediterránea, de alimentos vivos, es una reivindicación revolucionaria que debe acompañar la lucha por un mundo sostenible en la medida en que implica un reencuentro con nuestro patrimonio genético. Y que no sólo envuelve a todos los seres vivos, sino que ya constituye una real preocupación en muchos hogares. En definitiva, se trata de armonizar la lucha por una alimentación sostenible y saludable, con la reivindicación histórica del movimiento ecologista por un medio ambiente libre de contaminación; visionando un nuevo paradigma libre de combustibles fósiles, transitando hacia un nuevo modelo de producción y consumo, coherente con nuestro genoma y nuestro planeta.
Eligiendo alimentos adecuados cambiaremos el rumbo del planeta y la salud de nuestra especie.
Vicente Pizarro Vidal
Simpatizante EQUO Almería
Especialista en micronutrición y dietoterapia
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