La apertura de una conexión ferroviaria entre el puerto de Sevilla y el portugués de Sines para el transporte de hasta 10.000 contenedores de mercancías ha provocado una nueva bronca entre las autoridades portuarias y la clase política y empresarial de Sevilla, Algeciras y Huelva. Hagamos un viaje en el tiempo para tratar de comprender por qué ocurre lo que está ocurriendo.
El puerto de Algeciras, primero de España con un tráfico superior a los 100 millones de toneladas/año, data prácticamente del inicio del siglo XX y como un humilde muelle pesquero. Su origen como gran puerto hay que buscarlo en el año 1964, cuando las empresas del Polo químico que se instalan en la bahía (sus principales exponentes son la refinería y la factoría de Acerinox) construyen instalaciones portuarias para el trasiego de petróleo y sus derivados y de productos industriales (acero).
El complejo portuario se extendió a municipios limítrofes, y al tráfico de hidrocarburos se unió, merced a su situación estratégica junto al Estrecho de Gibraltar, el de mercancías en contenedores al ubicarse allí grandes navieras internacionales.
Algeciras es clave para el corredor mediterráneo de la UE, pero tiene un talón de Aquiles: su pésima conexión ferroviaria a través de Bobadilla hasta la Andalucía interior, el Centro y el Levante españoles y el continente. Se trata de una línea de sinuoso trazado y sin electrificar, por lo que los trenes circulan a velocidades muy bajas. Desde 1994 se planificó dotarla de al menos doble vía electrificada, con un presupuesto inicial de 1.300 millones de euros que se ha ido reduciendo a tan sólo 350 millones y de los que el Gobierno únicamente consignó 20 millones en los Presupuestos de 2017 y 31,8 millones en los de 2018.
El puerto de Huelva
Al contrario que Algeciras, Huelva ha tenido puerto desde la Antigüedad, tanto para dar salida a la riqueza minera de su provincia como a la pesquera y para sus conexiones con África, las islas atlánticas y América (Alonso Cano, precursor de Colón). Su importancia creció en el siglo XIX, cuando las grandes compañías mineras extranjeras tendieron sus propias líneas ferroviarias para exportar sus productos (Riotinto, Tharsis, El Buitrón, Cala..) y construyeron muelles en la ría del Odiel.
Su expansión hasta el término de Palos, el denominado puerto exterior, se debe, como en Algeciras, a la creación en 1965 del Polo químico, más la refinería de La Rábida, proceso que culmina en 1981 con el dique Juan Carlos I.
Pero, al igual que Algeciras, el puerto de Huelva tiene un gran hándicap: sus malas conexiones. Debiendo ser la salida natural de Extremadura al mar, la línea ferroviaria Zafra-Huelva no lo favorece por su trazado y velocidades propias del siglo XIX. En el Plan Estratégico 2012-2017 con visión a 2022 del puerto onubense aparecen como pendientes las tres vías de comunicación demandadas: la línea férrea a Extremadura, la carretera nacional 435 (ruta de la Plata) y el AVE a Sevilla.
Por su escasa conectividad, en el Plan Estratégico puede leerse (página 50) que en 2012 el 98% del origen y destino del tráfico portuario está en la propia provincia de Huelva (20,6 millones de toneladas), mientras que de la provincia limítrofe de Badajoz sólo llegan 42.142 toneladas, seis veces menos que de la lejana Madrid (273.598).
El puerto de Sines
El gran puerto de Sines, como el de Algeciras y el de Huelva, también está ligado al petróleo. Portugal necesitaba un moderno puerto en aguas profundas y relativamente alejado de las grandes urbes para el atraque de los petroleros, metaneros y cargueros de carbón, y donde almacenar también en tanques y tinglados en los muelles esos productos para su abastecimiento energético.
El sitio elegido fue Sines (hasta 28 metros de calado, frente a 13 de Huelva) y la primera fase de su construcción fue adjudicada en 1973, nueve y ocho años, respectivamente, después que los Polos petroquímicos que propiciaron las ampliaciones de los puertos de Algeciras y Huelva.
¿Y qué ha ocurrido? Los redactores del Plan Estratégico del puerto de Huelva hicieron en 2012, con una metodología holandesa, un estudio comparado del puerto onubense con el de Cartagena (por sus similares características) y el de Sines (por su proximidad geográfica y por ser competidor) basándose en siete criterios: características generales, características portuarias, geografía, hinterland, clima de inversión, mercado laboral y calidad de vida.
Comparación
El resultado fue demoledor. Huelva no ganaba en ningún aspecto y Sines, en cuatro. Los operarios del puerto portugués hasta hablaban idiomas para entenderse con las tripulaciones de los petroleros y mercantes internacionales.
Constataron que el puerto luso estaba operando con el mayor volumen de tránsito, que disponía de mayor superficie y, aún más importante, de más espacio explotable en el futuro. Además, con el curso del tiempo un puerto inicialmente sólo para hidrocarburos ha acabado operando en los cuatro tipos de cargas: graneles líquidos, graneles sólidos, carga general y contenedores.
La conclusión del análisis fue taxativa: “Se observa una clara ventaja competitiva en general del puerto de Sines sobre el de Cartagena y, en mayor medida, con respecto al de Huelva”.
Mientras el Gobierno de España no invierte en la modernización de las líneas ferroviarias que deben conectar los puertos de Algeciras y Huelva con sus hinterlands, abandono que ha echado a Extremadura en brazos del puerto de Sines (Badajoz está a 194 kilómetros en línea recta, y a 180 kilómetros de Huelva), el de Portugal aprovecha las cumbres ibéricas y los encuentros bilaterales de ministros para comprometer a España en la conversión de Sines en el gran puerto del Oeste peninsular. Recuérdese que mientras España gasta miles de millones en llevar el AVE hasta estaciones sin pasajeros, Portugal renunció a la línea de alta velocidad Madrid-Lisboa, pero sí apuesta por sus regiones del Sur.
Conexión ferroviaria
Así, este año ha iniciado la construcción de la nueva línea entre Sines y España en el tramo entre Elvas y Caya, junto a la frontera con Badajoz. La inversión ascenderá a 422 millones, de los que Portugal aportará 264 (cómparese con la inversión de España en la Algeciras-Bobadilla y la Huelva-Zafra) y la UE, 158 millones de euros.
Ya en febrero de 2017, los ministros de Fomento de ambos países, Íñigo de la Serna y Pedro Marques, declararon en Madrid que se iba a mejorar las conexiones con el puerto de Sines merced a la modernización de la línea férrea entre Badajoz y Puerto Llano (Ciudad Real), punto éste de enlace con el AVE, porque según nuestro ministro “lo que beneficia a Portugal beneficia a España”.
Y el pasado 5 de marzo, Rajoy dijo que la inversión estimada para el tramo Plasencia-Mérida-Badajoz asciende a casi 1.500 millones, de los que ya se han ejecutado más del 66% (990 millones). Cómparese de nuevo con las inversiones ferroviarias en Andalucía.
Con la raya portuguesa cada vez más orientada a Sines y con un hinterland casi exclusivamente provincial, los redactores del Plan Estratégico del puerto de Huelva tomaron el luso como modelo, especialmente en el tráfico de contenedores. Sines pasó de mover 20.000 contenedores en 2005 a 1,5 millones en 2016, y según un informe de la Autoridade da Mobilidade e dos Transportes de Portugal, mientras este tipo de tráfico cayó en los puertos de Leixoes y Lisboa un 1,2% entre 2012 y 2015, en Sines ha crecido en un 30% en números redondos.
En el Plan del puerto onubense puede leerse: “La baja cuota de mercado de este tráfico (mercancía general) viene dada por la escasa especialización del puerto en este tráfico de contenedores. El puerto debe impulsar este tráfico de manera prioritaria para aumentar cuota de mercado”.
Mirando al Este
Item más, en el análisis DAFO se señala como una de las amenazas “puertos del entorno con alta especialización en mercancía general, tráfico contenerizado y cruceros”, rasgos reconocibles en Algeciras y Sevilla.
Atendiendo a su Plan Estratégico y a una de las fortalezas que se le reconoce (“situación financiera saneada, contando con una significativa liquidez y un endeudamiento nulo”), el puerto de Huelva “invadió” la retaguardia del endeudado puerto de Sevilla (por las obras de la nueva esclusa) y se hizo con la terminal ferroviaria de Majarabique para desviar hacia sus muelles todo lo que pudiera del tráfico de contenedores que circulaba por tren entre Sevilla y el Centro-Norte de España. Resultado: a noviembre de 2017, el puerto de Sevilla había movido 33.200 contenedores menos y el de Huelva, 37.611 más.
La conclusión es obvia: Huelva crece arrebatando cuota de mercado no a Sines, sino a Sevilla, e incluso tiene a Algeciras en su punto de mira. Así, en la página 89 de su Plan se dice: “Aunque no represente un porcentaje importante frente al movimiento de graneles líquidos del Puerto, estimamos que podría llevarse a cabo una captación de más de 53.000 toneladas en grasas y aceites vegetales, que actualmente están siendo movidas por los puertos de Sevilla y Algeciras. También se podrían captar tintes y pinturas (unas 14.000 toneladas anuales) y bebidas, líquidos alcohólicos (unas 6.000 toneladas anuales)”.
También aspira a quitarles a los puertos cercanos más de 400.000 toneladas de mercancías derivadas a la construcción.
Ante esta ofensiva, la reacción del puerto de Sevilla ha sido abrirse una ventana en Sines para mover 10.000 contenedores, diez veces menos que los 114.008 que según la Administración portuguesa salieron en 2015 desde Algeciras con destino a ese mismo puerto luso.
Mientras los puertos andaluces se pelean entre ellos y hacen cada uno la guerra por su cuenta, con la Junta de Andalucía mirando hacia otro lado, pasito a pasito, con la inestimable colaboración, por acción y omisión, del Gobierno de España, Sines se está convirtiendo en el gran puerto atlántico de la Península ibérica.
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