En el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer, hoy 8 de marzo, en todo el mundo se desarrollan numerosos actos con el objetivo de recordar que las mujeres no cuentan todavía con una igualdad real de trato y de oportunidades. Un ejemplo lo hallamos en la historiografía; la historia de las mujeres no ha sido reflejada con justicia e, incluso en el caso de importantes personalidades femeninas, muchas veces se han visto minimizadas, a pesar de merecer una presencia mucho más destacada. En definitiva, durante siglos, se ha escrito poco y mal de las mujeres en la historia en términos generales. Siempre hubo mujeres destacadas, como es natural. Algunas, pocas, tuvieron calle en Jaén desde antiguo, como Isabel Méndez, Magdalena del Prado o Josefa Sevillano. Ésta última era natural de Sevilla pero fue aquí en Jaén donde vivió toda su juventud y además donde casó en dos ocasiones, destacando como poetisa y colaboradora en la prensa giennense del siglo XIX. También mujeres religiosas, entre ellas varias del Convento de Santa Clara que conocemos gracias a la Crónica de dicho monasterio, como Sor María de Gracia, que llegó a Jaén acompañando a Isabel la Católica. Otras jaenesas de pura cepa como Sor Mencía de Aguilar, de gran fervor religioso o Teresa de Biedma, que despreció la riquezas de las que gozaba repartiendo su hacienda, que no era poca, entre los más necesitados del Jaén del siglo XVII. Ortega y Sagrista fue quien en 1980 escribiría sobre algunas de estas mujeres que nacieron o desarrollaron su acción vital en la ciudad de Jaén, como por ejemplo la conocida Josefa Segovia Morón, bautizada, nada más y nada menos, que en la preciosa pila bautismal gótica de la Iglesia de San Bartolomé de Jaén, el 17 de octubre de 1891. También Teresa de Torres, cuya vida salió a la luz gracias a la profesora Consuelo Díez Bedmar, que con una relectura de la célebre Crónica del Condestable Iranzo, nos descubrió a un personaje que hasta ese momento sólo se había nombrado de forma colateral a la vida del Condestable, su esposo. Teresa de Torres gobernó Jaén durante 25 años, muchos más de lo que lo hizo su marido hasta su fallecimiento. Incluso es posible que debido a su amistad con la Reina Isabel se propiciara que la Corte se estableciera en nuestra ciudad varios meses. Durante el matrimonio con el Condestable, aunque discretamente, se mantuvo activa políticamente de forma que, al quedar viuda, mantenía una red familiar y clientelar que la empoderó. Una mujer extraordinaria que detentó los puestos de poder que aquella sociedad y época permitía, convirtiéndose al final de su vida en la Abadesa del Real Monasterio de Santa Isabel, en Granada. Precisamente la calle “Molino de la Condesa”, alude a unas propiedades de ella, que era Condesa de Castilla y que en esa zona se ubicaron. Es por ello que desde el proyecto “Jaén Genuino”, de VIVA JAÉN, solicitamos que dicha vía pasara a denominarse como calle “Molino de la Condesa Teresa de Torres” o, al menos, que se le dedicara a su persona. Cualquier 8 de marzo puede ser una buena fecha para esa dedicatoria.
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