El sexo de los libros

Juan Félix Bellido: 'Ibn Hazm y el bobo enamorado'

“Terminamos hablando de ti. Aunque no estoy muy seguro de que fuera de ti de quien hablamos”

Publicado: 05/03/2018 ·
12:17
· Actualizado: 05/03/2018 · 18:31
  • Juan Félix Bellido
Autor

Carlos Manuel López

Carlos Manuel López Ramos es escritor y crítico literario. Consejero Asesor de la Fundación Caballero Bonald

El sexo de los libros

El blog 'El sexo de los libros' está dedicado a la literatura desde un punto de vista esencialmente filosófico e ideológico

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En Ibn Hazm y el bobo enamorado. Un cuento sobre el amor (Ediciones Presea/Peripecias Libros, Jerez, 2017) Juan Félix Bellido nos ofrece un breve relato en torno al inagotable motivo del amor que, lógicamente, implica también el desamor —como las dos caras de una misma moneda— y todas las variantes factibles generadas por los impulsos sexo-afectivos.

El volumen contiene una serie de sugerentes ilustraciones, incluida la portada, de la joven artista jerezana Elena Martínez Diosdado. 

Para este cuento, Bellido ha buscado una apoyatura tan valiosa como las numerosas citas del poeta y, así mismo, filósofo, teólogo,  jurista e historiador andalusí Ibn Hazm, ilustre representante de la cultura de Al-Ándalus, que nació en Córdoba en el 994 y falleció en Montíjar, Huelva, en 1064, y cuya obra más célebre es El collar de la paloma, libro en prosa escrito hacia  1023 en el que se tratan cuestiones relativas a la sustancia y rasgos primordiales del proceso amoroso y su fenomenología, y donde, además, se incluye un diwan, o selección poética, sobre la misma materia.

Los hechos de Ibn Hazm y el bobo enamorado transcurren en distintas capitales de  Andalucía, y esto no es un mero accidente; antes bien el autor resalta con ello unas formas de ser y sentir vinculadas al temperamento e  idiosincrasia de los habitantes de dicho territorio, a su paisaje, a su clima y a su atmósfera sensorial; en resumen, a una estética socialmente  configurada que adquiere una relevancia fundamental en el despliegue de la intriga. Por cierto que las estampas, tan sucintas como  sugestivas, de esas  ciudades (Sevilla, Granada, Córdoba o  Cádiz), que son escenarios de los acontecimientos, se caracterizan por su  singular habilidad, como acuarelas impresionistas llenas de vigor y donaire.    

En el texto aparece un yo dirigiéndose a un receptor de las elucubraciones y comentarios del primero sobre determinados sucesos concernientes a una descompensada relación sentimental entre ambos, situaciones que sirven  para articular una argumentación alusiva a las heterogéneas, y normalmente complejas, vicisitudes del amor.

Así hablaríamos de la confusión entre realidad e irrealidad: “Los recuerdos se mezclan de tal manera y he llegado a novelar en mi cabeza aquel atardecer en Granada de tal forma que ahora no sé distinguir la realidad del sueño”; y mencionaríamos las indeterminaciones espacio-temporales que conllevan transformaciones de los personajes en función del estado de ánimo, principalmente del yo  que refiere la historia, un escritor que, al tiempo que añade poemas a un denominado Cuaderno Azul, trabaja en una investigación sobre Ibn Hazm.

Por la inserción de fragmentos del poeta y pensador cordobés apreciamos la fascinante modernidad de sus perspectivas tanto literarias como filosóficas, hasta tal punto que el narrador, desde un presente actual, lo señala como “el andalusí milenario que entra en nuestras vidas explicándolas”.

Las meditaciones del protagonista  reflejan una conciencia volcada hacia las distintas fases de su enamoramiento, donde confluyen situaciones, síntomas, percepciones y actitudes propias del recorrido de la afectividad interpersonal como, por ejemplo: cambios apreciados en la apariencia del objeto de  deseo, diríamos transformaciones incluso físicas según el momento anímico, de modo que el hombre y la mujer pueden convertirse, llegado el caso, en desconocidos instantáneos dentro de un tiempo que parece jugar con ellos,  creándose una tensión que sólo  es  disminuida gracias a ciertas pinceladas de humor, ironía y por la visión lírica de los incidentes: “Terminamos hablando de ti. Aunque no estoy muy seguro de que fuera de ti de quien hablamos”; verificaciones que plantean el problema del conocimiento del otro, máxime cuando estamos en una coyuntura fuertemente emotiva y erótica: “Tú siempre estabas queriendo ser otra a la que no terminabas de alcanzar nunca”; o bien las inseguridades e incertidumbres de todo lance amoroso, las traiciones de la memoria, la distorsión de la realidad, las ocultaciones, avances y retrocesos, las inhibiciones, los fingimientos, el peso de la ausencia, la imagen mental que nos hacemos de los demás; en suma, Juan Félix Bellido confecciona de esta manera un ágil y perfilado análisis  de los mecanismos introspectivos que intervienen en la intrincada psicología del amor.

El lenguaje adopta un tono confidencial, o confesional, con la comunicación de una serie de vivencias, emociones, sentimientos e  ideas a través de un discurso próximo al monólogo interior. El yo que habla va descubriéndose al que es el destinatario nunca pasivo.

Observamos una expresión llana y  directa que, sin embargo, no excluye el empleo de recursos retóricos que literaturizan esa expresión sin distanciarla en exceso de un registro lingüístico culto-común, con el que se  consigue una manifiesta claridad transmisora y un alto grado de fluidez, factores óptimos para facilitar la lectura.   

La historia termina con el fracaso del amante y, pasados bastantes años, un posterior encuentro entre el hombre y la mujer frente al mar de Cádiz. Entonces el balance se tiñe de melancolía para las dos partes de este misterio de improbabilidad que Bellido  despliega con lucidez y talento. Unos versos de Ibn Hazm, que ya se destacaron en los inicios de la narración, cierran también la misma adquiriendo con ello un rango definitorio: Mi amor por ti, que es eterno por su propia esencia, / ha llegado a su apogeo y no puede ni menguar ni crecer. / No tiene ni más causa ni motivo / que la voluntad de amar.  

  

 

 

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