En muchas ocasiones me han preguntado cómo se puede gobernar un ayuntamiento sin un presupuesto aprobado. Verán, existen muchas maneras de hacerlo: desde la más simple, que es el gobierno con presupuestos prorrogados, a su aprobación en Junta de Gobierno de manera unilateral por el equipo que gobierna.
En El Puerto, nuestro regidor, el Sr. De la Encina, se afana en mostrar que la falta de aprobación de sus presupuestos es un defecto de la oposición que, en bloque, se opone a su tramitación.
La reciente oferta de Levantemos para apoyar los números consistoriales no deja de ser una evidencia de la falta de entendimiento entre equipo de Gobierno y oposición, pues en este ofrecimiento reside una propuesta de modificación que implícitamente es una oposición a los mismos.
Como les decía, la aprobación de presupuestos pasa por su aprobación de la manera más sencilla: aprobación por mayoría en sede plenaria; es decir: por el Pleno del ayuntamiento. Por una moción de confianza que, en el caso de De la Encina, parece no tener ganada. O por su aprobación de manera unilateral en Junta de Gobierno, lo que supondría un acto de valentía al que no vemos a nuestro alcalde muy dispuesto. Y ahí radica la diferencia en relación al Presupuesto con otras cámaras, como pueda ser la Cámara de los Diputados.
Que, en el ámbito local, un equipo de gobierno tiene mecanismos para aprobarlo mientras que, en el ámbito nacional, gobernar sin presupuestos aprobados se torna una misión imposible. La labor de oposición, por más que nuestro primer edil se empeñe en divulgar lo contrario, es la de fiscalizar, proponer, mostrar nuestro apoyo a lo que consideremos positivo para nuestra ciudad; pero también, mostrar nuestra discrepancia con lo que consideremos negativo para ella.
Y en ello estamos, y por ello en cada Pleno mostramos nuestra disconformidad, ya no con un presupuesto que no existe, sino con modificaciones reiterativas del prorrogado.
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