El número de víctimas civiles en Afganistán en 2017 fue de 10.453, un 9 % menos que en 2016, lo que supone el primer descenso desde 2012, aunque los muertos y heridos en ataques suicidas aumentaron un 17 %, la mayor cifra desde 2009, informó hoy la ONU.
La Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) presentó en Kabul el informe 2017 sobre víctimas civiles en el conflicto afgano, en el que reveló el descenso de víctimas con relación a las 11.434 de 2016 (3.510 muertos y 7.929 heridos).
En concreto, el número de muertos disminuyó un 2 % y el de heridos un 11 % comparado con 2016, un descenso que se debió a la reducción del número de campañas sobre el terreno y la disminución de los ataques con mortero en las zonas más populosas, según la ONU.
"Estas escalofriantes estadísticas proveen de datos fiables sobre el impacto de la guerra, pero los números solos no pueden capturar el horrible sufrimiento causado a la gente común, especialmente a las mujeres y niños", aseguró el jefe de la UNAMA, Tadamichi Yamamoto, de acuerdo con el informe.
En 2017, 359 mujeres murieron en el conflicto afgano y 865 resultaron heridas, un aumento del 1 % respecto al año anterior, aunque la cifra de niños afectados descendió respecto a 2016 en un 10 % con 861 menores fallecidos y 2.318 heridos.
La UNAMA relacionó el 65 % de las muertes civiles con grupos contrarios al Gobierno de Kabul: 42 % a los talibanes, el 10 % al Estado Islámico (EI) y un 13 % restante lo asoció con otros insurgentes o no pudo confirmar la agrupación implicada.
Otro 20 % de las víctimas civiles fueron atribuidas a tropas afganas (16 %), a las fuerzas internacionales desplegadas en Afganistán (2 %) y a otras agrupaciones leales al Gobierno afgano (2 %), mientras que la UNAMA no pudo concretar el restante 11 %.
A pesar del descenso general en el número de víctimas civiles, la ONU expresó su "profunda preocupación" por el aumento en un 17 % en los afectados por ataques suicidas y similares con 2.295 víctimas (605 muertos y 1.690 heridos) frente a los 1.963 de 2016 (398 muertos y 1.565 heridos).
Las víctimas civiles por ataques suicidas en 2017 suponen la cifra más alta desde que la UNAMA comenzó a recopilar este tipo de datos en 2009.
El año pasado, un atentado en Kabul con un camión cargado de explosivos mató a 150 civiles en el peor ataque de estas características desde la invasión estadounidense en Afganistán que derrocó a los talibanes en 2001.
Este año, un ataque al Hotel Intercontinental de Kabul y la detonación de una ambulancia cargada de explosivos causaron alrededor de 120 muertos.
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