Bianchi se mostró contundente al afirmar “no esperamos represalias pero aseguro que no tenemos miedo ninguno”.
Desde la organización de la manifestación, que concitó a más de 250 personas de toda la provincia de Cádiz además de diversos grupos de saharauis, se indica que “esta no es la primera vez que ocurre, ya que lo hemos vivido en más ocasiones anteriormente”.
Para Bianchi, la grabación “da a entender que se sienten culpables y tiene eso como mecanismo de defensa e intimidación”.
De esta forma la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui declara que “no nos coge de sorpresa” además de puntualizar que este hecho “ya se califica por sí solo”.
Con todo Bianchi subraya que “no tenemos temor porque esto es un país libre. Estarán acostumbrados a hacer eso en Marruecos. Son actividades no muy lícitas que hacía tiempo que no se repetían”.
La entidad prosaharaui comarcal aclara que “la grabación está hecha desde su recinto pero no parece muy normal. Ésta fue una manifestación pública, autorizada en un territorio en donde se respetan las leyes”.
En esta línea, Bianchi mantiene que las medidas que se pudieran adoptar si se lograra identificar en la grabación a alguna persona se tomarían “sobre todo con aquellos que puedan pasar por los territorios ocupados. Aún así cada vez hay mas gente que está perdiendo el miedo y cruza ya la frontera”.
Aún así, el portavoz de la AAPS reconoce que “en ocasiones algunos saharauis se han tapado y ocultado en las manifestaciones porque temen represión contra sus familias en los territorios ocupados”.
La Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui recuerda como “las calles de la población saharaui están tomadas. Existe un toque de queda y se expulsa a los periodistas y a la prensa” que intenta informar sobre la realidad que allí acontece.
Y es que, para Bianchi, “parece que se trate de un conflicto olvidado, de segunda categoría. Todo esto es posible debido a la tolerancia de la comunidad internacional por los intereses económicos que hay en este territorio gracias a sus recursos naturales. España por ejemplo se beneficia de los fosfatos y del uso de los caladeros de pesca”.
Por último, el portavoz de la AAPS remarcó que “el Sáhara se está convirtiendo en la mayor cárcel a cielo abierto del mundo, custodiada por 200.000 soldados”.
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