Hay una empresa que empezó llamándose I+D Energía y que ha fracasado recientemente. A una persona como yo, dedicada toda su vida académica (ya más de 40 años) precisamente a ese tema, me parecía inicialmente un abuso de los conceptos I+D, e incluso de Energía, para vender algo que -desde luego- no era I+D y que en lo de energía he comprobado después que engañaba gravemente a los compradores de su producto.
El final de esta historia es muy lamentable, ya que esta empresa ha quebrado y ha dejado “colgadas” una gran multitud de instalaciones solares con graves fallos de funcionamiento, consecuencia de su falta de profesionalidad. Lo peor del asunto es que la Junta de Andalucía, a través de su Agencia Andaluza de la Energía, no hizo nada para frenar el disparate a pesar de las veces que denuncié el caso en el Consejo Asesor de la misma.
Al margen de eso, fui cesado del citado Consejo seguramente porque a su directora no le resultaban cómodas mis continuas llamadas de atención. Y, peor aún, esa empresa se llevó una gran cantidad de dinero público en subvenciones para sus instalaciones, la mayor parte descompensadas en tamaño sólo para recibir más dinero público que, en vez de revertir en el dueño de la instalación, resultaba en las cuentas de la empresa. Pero yo quería hablar de publicidad. En este caso, engañosa.
Empecemos por las cuñas en radio y prensa. En radio, con aquello del “Manu, ¿tú qué dices de que el butanero, etc.” de tan mal gusto, hasta el punto de que la voz del “gracioso” (¡qué abuso de graciosos tenemos en estos tiempos!) de turno ya me resulta “cargante”, venda lo que venda y diga lo que diga; por cierto que la imagen de ese “gracioso” en la web oficial de la empresa debería alejar a cualquiera de comprar algo que promocione este individuo. Un ejemplo de lo que digo lo tienen en https://youtu.be/ntsFzBfndzQ El gracioso al que me refiero tiene mucha fama y no consigo entender por qué. Se llama Manu Sánchez y lo sorprendente es que cuando se le oye da la impresión de que sabe de todo y lo contratan para todo. De verdad que no lo entiendo. Quiero terminar esta breve reflexión sobre el tema haciendo hincapié en este caso en lo de engañosa.
Estos señores (les llamo así porque no los conozco personalmente y no me gusta ofender gratuitamente) decían en su publicidad que el consumidor iba a ahorrar “agua, gas y electricidad”. Con su instalación, desde luego no ahorraban agua (con ninguna instalación de agua caliente, sea solar o no, se ahorra agua), gas (si sustituyen el calentador de gas por uno eléctrico, claro) y electricidad. En esto último estaba uno de sus principales engaños porque fraudulentamente el sistema auxiliar que ponían era un calentador de resistencias eléctricas, no sé si dentro o fuera del depósito acumulador de la instalación solar.
En los dos casos está mal, porque calentar agua con resistencias eléctricas es el mayor disparate energético que se puede hacer. ¡Y se llamaba la empresa I+D! ¡Pues vaya! No sé qué hubieran hecho si se hubieran llamado algo más acorde con lo que realmente hacían; por ejemplo, “despilfarro de energía” o similar. Pero hay más. En Andalucía lo normal en una instalación solar de agua caliente es que baste con 0,7 m2 por persona. Como mucho, 1 m2, que es como se redondea, y 75 litros de almacenamiento en el depósito correspondiente por cada m2 de captador. En definitiva, para una familia de 4 miembros la instalación tipo es de 2 captadores de 2 m2 cada uno (4 m2 en total) y 300 litros de acumulación. Pues bien, esta empresa llegó a convencer a un buen amigo de que pusiera una instalación en su casa en Mairena del Aljarafe de 6 m2 y algo así como 500 litros de acumulador. Amén de un depósito “auxiliar” con resistencia eléctrica dentro. ¡Para una sola persona! La razón es muy evidente. Las subvenciones de la Junta se dan por metro cuadrado de instalación y no comprueban absolutamente nada a pesar de mis denuncias de estos abusos. Y supongo que no era yo solo el que hacía esas denuncias.
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