En la III Jornada de Logística Portuaria, el director del puerto de Sevilla, Angel Pulido, habló sobre la necesidad de hacer una nueva reflexión para no perder competitividad en un mercado en el que “la ralentización -afirmó- del transporte marítimo es un hecho y en el que la digitalización de los puertos toma especial relevancia, pero también en base a las tendencias de la economía mundial como, por ejemplo, la irrupción de la economía 4.0 y, con ella, las impresoras 3D”.
Pulido destacó que actualmente empresas como Amazon ya imprimen los libros en sus almacenes logísticos conforme llega un pedido, “por lo que no sería de extrañar -añadió- que en el futuro las (muñecas) Barbie se fabriquen en el momento con impresoras 3D”, un hecho que a su juicio transformará los stocks y dará paso a una mayor importancia de las materias primas.
El director del puerto sevillano se quedó corto, porque su vaticinio de futuro es ya presente. Jill Barad fue directiva (ejerció como consejera delegada durante tres años) de Mattel, la empresa estadounidense fabricante de las muñecas Barbie, y contribuyó a que fuera uno de los juguetes más famosos del mundo y a que la compañía pasara de una valoración de 200 millones de dólares a 2.000 millones. Como los inversores se acostumbraron a esta multiplicación extraordinaria del valor de sus acciones, el año en que no se cumplieron sus expectativas la acabaron despidiendo por la “módica” indemnización de 50 millones de dólares.
Pues bien, Jill Barad constituyó años después una empresa llamada Possibility Place que empezó captando 10 millones de dólares para materializar su proyecto Avatars, consistente en imprimir en 3D muñecas personalizadas con la cara del cliente, a razón de 40 dólares (precio de lanzamiento). Sólo en el primer fin de semana vendió 600 muñecas y declaró: “Siempre quise personalizar muñecas, pero en mi época al frente de Mattel no hallé la tecnología adecuada (la impresión 3D)”.
El caso español
Y de la Barbie, a la popular muñeca española Mariquita Pérez, que fabrica la compañía Look Real y que ahora personaliza gracias a la impresión tridimensional a imagen y semejanza de la antigua jefa de Mattel tras llegar a un acuerdo con la multinacional HP, la cual tiene su división mundial para el desarrollo de esta tecnología en Sant Cugat del Vallés (Barcelona), donde ha patentado un sistema propio ultrarrápido denominado Multi Jet Fusion.
Si un cliente desea una muñeca con el rostro de, por ejemplo, su hija, basta con que envíe al fabricante de Mariquita Pérez una foto frontal y otra de perfil de la cara de la niña. La empresa con sede en Onil (Alicante) modela las imágenes mediante un programa informático especial para darles un aspecto idealizado, crea un fichero en formato STL (con el que generalmente trabajan las impresoras tridimensionales) y lo envía por Internet a HP en Sant Cugat. Empezaron su colaboración de una forma experimental y ahora el fabricante alicantino ya puede enviar a la multinacional hasta 250 caras diferentes a la vez para que HP imprima en 3D dos tandas de muñecas para esos centenares de clientes. Siguen experimentando y avanzando en el logro de una personalización cada vez más perfecta, hasta el punto de que las muñecas parecen tan de carne y hueso como cualquier niña.
Del prototipo a la fábrica
Además de lo dicho por Ángel Pulido en el sentido de que con esta tecnología en el futuro serán más valiosas las materias primas “in situ”, la revolución va a consistir en que ya no hará falta importar las mercancías fabricadas mediante mano de obra más barata en China porque será más rentable imprimirlas en origen o donde más convenga con el mero envío de un fichero STL por Internet (como el fabricante de Mariquita Pérez) y que el valor volverá a radicar en la tecnología y también en el diseño, que será uno de los factores diferenciales.
Item más, la impresión 3D, que al principio sólo servía única y exclusivamente para la creación rápida de prototipos antes de proceder a la fabricación en serie con otras tecnologías se está convirtiendo a pasos agigantados en una nueva forma de producción en sí misma.
Así, una empresa de Nueva York llamada Voodoo Manufacturing ha creado un nuevo concepto de factoría, intermedia entre la producción de prototipos y la producción en serie, con 160 sencillas impresoras 3D de escritorio (coste total, 320.000 dólares) que pueden imprimir hasta 160 productos diferentes o 160 unidades del mismo artículo y para lotes de hasta 10.000 unidades.
Stratasys en Sevilla
Volvamos a Sevilla. Hace unos días, la multinacional Stratasys, compañía líder mundial en soluciones de tecnología aditiva aplicada, informó de que una empresa que vio la luz en Alcalá de Guadaíra en 2002, Indaero Tecnigrab, se ha asegurado nuevos negocios con varios proveedores de primer y segundo niveles (Tier 1 y Tier 2) de Airbus gracias a la incorporación de una impresora 3D Stratasys Fortus 450 mc Production.
Por decirlo de forma muy resumida, con esta tecnología Indaero realiza útiles para el sector aeroespacial de forma un 66% más rápida que con otros sistemas (mecanizados, fresadoras), con un 75% menos de peso y a un coste inferior en un 50%., como ha demostrado con una pieza para la cola del helicóptero Airbus NH90.
Impresoras 3D de Stratasys son también las que se utilizan en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla para imprimir réplicas de corazones de pacientes que sufren cardiopatías congénitas y que son usadas por los cirujanos para ensayar previamente las intervenciones quirúrgicas y alcanzar un mayor grado de precisión en el quirófano. Resultado: si hace medio siglo sólo sobrevivía el 25 por ciento de los recién nacidos con cardiopatías, ahora hasta un 90 por ciento llegan a la edad adulta.
Por cierto que Andreas Langfeld, vicepresidente de Ventas de Stratasys para Europa, Oriente Medio y África, ha confirmado su presencia la próxima primavera de 2018 en Sevilla para hablar sobre impresión 3D en la Andalucía Digital Week, que se celebrará en Fibes y donde se abordará la denominada economía 4.0.
También el PP
Por todo esto no es de extrañar que el Partido Popular haya presentado hace unos días una proposición no de ley en el Congreso de los Diputados para que se creen departamentos de impresión 3D en todos los hospitales de España, con el fin de que produzcan instrumental, réplicas, prótesis y, en el futuro, hasta tejidos y órganos para trasplantes.
Y tampoco es de extrañar que la nueva patronal DigitalES (Asociación Española para la Digitalización), constituida hace una semana y presidida por el ex ministro Eduardo Serra, nazca dedicando uno de sus cinco grupos de trabajo a la impresión tridimensional.
En un mundo que camina sin retorno hacia la digitalización, no desespero en que el ultimátum al alcalde Espadas para que en tres meses defina el uso de la Gavidia y que le ha dado en Sevilla el portavoz (Beltrán Pérez) del mismo partido que en Madrid ha pedido departamentos de impresión 3D en los hospitales, vaya en el sentido de convertir la antigua comisaría en un centro tecnológico, de esos que tanta falta nos hacen, y no para añadir más estrellas hoteleras o comerciales al sector turístico, porque de éstas tenemos para dar y repartir.
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