Los parlamentarios de la Comisión de Asuntos Exteriores constatan que el Ejército británico tiene demasiadas tareas que llevar a cabo, lo que está socavando el éxito de las misiones y mermando a las tropas, que sólo en el mes de julio registraron 22 bajas.
“Recomendamos que en el futuro inmediato el Gobierno redefina sus esfuerzos para concentrar sus limitados recursos en una sola prioridad, la seguridad”, afirman.
La Comisión considera que la misión para erradicar el cultivo de adormidera en Afganistán no es una prioridad, sino que lo es impedir que el país vuelva a convertirse en una base para el terrorismo, por lo que la primera tarea debería devolverse a la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad) o la ONU.
Los diputados acusan al Ejecutivo de poca planificación y de haber impuesto objetivos poco realistas, así como de no haber dado al estamento militar “una orientación clara”.
Advierten además de que la situación en la provincia sureña de Helmand, donde se encuentran destinados la mayoría de los soldados británicos, “continuará siendo precaria durante algún tiempo”.
También atribuyen parte de la responsabilidad de la inestabilidad en esa parte del país a algunos Estados miembros de la OTAN, que han aportado “mucho menos” de lo que había prometido.
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