Una fuente policial dijo que la investigación al canciller israelí está “prácticamente concluida” y que se han podido recolectar pruebas suficientes que apoyen su imputación por los delitos mencionados.
El caso ha sido transferido al Fiscal General del Estado, Menajem Mazuz, quien mantuvo una serie de reuniones con los responsables de la investigación policial, así como los detectives de la unidad de fraude que ha llevado el caso.
Las investigaciones apuntan a que Lieberman dirigía un mecanismo bien engrasado a través del cual participaba incluso tras convertirse en un cargo público, y gracias al que se habría embolsado millones de dólares, señala el diario Haaretz.
El ministro israelí y sus cómplices son sospechosos de haber establecido varias compañías con las que lavaban dinero que luego dirigían hacia sus bolsillos.
Las pesquisas también trataron de determinar si Lieberman continuó siendo una pieza clave en estas supuestas operaciones después de convertirse en funcionario público.
También se sospecha que junto a sus allegados trató de obstruir las investigaciones al menos en tres situaciones diferentes, cambiando los nombres de las compañías que supuestamente estableció en Chipre, al sospechar que la Policía le seguía la pista.
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