Muy recientemente la contaminación atmosférica en nuestras ciudades ha salido de las páginas interiores y secundarias de los medios de comunicación para ocupar un lugar en portada. Mucho ha tardado en suceder esto. La contaminación en nuestras ciudades es uno de los principales problemas medioambientales de las urbes y un problema de salud pública de primer orden. No en vano la contaminación atmosférica es responsable de hasta 30.000 fallecimientos prematuros anuales en España, según estudios de la OMS.
Ante este problema las autoridades de las principales capitales españolas han hecho poco. Sólo Madrid y Valladolid han establecido y ejecutado planes de actuación ante episodios de alta contaminación. En Sevilla, por ejemplo, las autoridades municipales han quitado hierro al asunto diciendo que no hay motivos para la alarma, y no han tomado ninguna medida.
Y esta actitud no es nueva. Todas las administraciones municipales de las últimas décadas han reaccionado igual, y aquí seguimos, sin planes de prevención y sin planes de actuación ante episodios de alta contaminación.
Porque los episodios de alta contaminación son habituales en nuestra ciudad. Bien en verano, donde las muchas horas de alta insolación provocan la superación de los límites legales para el ozono troposférico, o las situaciones anticiclónicas como la de pasados días que favorecen la superación de los límites de óxidos de nitrógeno y partículas en suspensión.
Pero que este párrafo no llame a confusión: la causa de la contaminación atmosférica en nuestra ciudad no es el tiempo; la causa es el uso creciente del coche en los desplazamientos. Y en este sentido todo parece que va a ir a peor, por la falta de apuestas serias y realistas por el transporte público y unas políticas urbanísticas que apuestan por los desplazamientos motorizados.
¿O alguien piensa que los mega centros comerciales como Palmas Altas o Sevilla Park van a reducir la contaminación atmosférica? En resumen, es necesario un cambio radical en las políticas de movilidad y en los planteamientos urbanísticos de nuestra ciudad para que el problema de la contaminación atmosférica, y otros también importantes, no siga creciendo.
Pero en paralelo Sevilla se debe dotar de herramientas apropiadas para actuar contra los episodios de alta contaminación. Las autoridades municipales y autonómicas deben implementar los protocolos para actuar en este tipo de situaciones. Madrid está siendo ejemplo de cómo actuar y de qué medidas se pueden poner en marcha: limitaciones de velocidad, limitaciones de acceso a no residentes, limitaciones de circulación para parte del parque móvil. Pero más importante, clarificar en qué situaciones y con qué previsiones se deben activar los protocolos anti-contaminación, y quién debe tener la responsabilidad y autoridad para activarlos.
Ecologistas en Acción lleva más de una década reclamando que en Sevilla se implementen estos planes, denunciando y advirtiendo de los sucesivos episodios de alta contaminación, emitiendo un informe anual donde se refleja la cada vez más preocupante situación. Y durante todo este tiempo la respuesta de las autoridades municipales ha sido siempre la misma: no es para tanto, son episodios puntuales, no hay que crear alarma, en Sevilla no pasa nada ….
Pues sí, sí pasa. Pasa que tenemos un serio problema ambiental y de salud pública; pasa que es una causa del aumento de mortalidad y del descenso de la calidad de vida en nuestras ciudades, y pasa que las autoridades han preferido mirar hacia otro lado y no hacer nada. Esperemos que a rebufo de las actuaciones serias y responsables emprendidas por otras ciudades españolas el Ayuntamiento de Sevilla tome cartas en el asunto y aborde el problema de una vez por todas sin ponerle más paños calientes. Creemos que ya es hora.
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